viernes 26 de abril de 2024

#OPINIÓN Deshojando la margarita (Maryclen Stelling)

No hay fenómeno ni cambio social crucial sin su representación, definición,  evaluación discursiva y apropiación política.

El flujo migratorio es indudablemente   uno de los más  importantes procesos sociales que está teniendo lugar en el país.   Dadas las condiciones políticas imperantes y la importancia demográfica del proceso migratorio, se ha impuesto en la agenda pública nacional un intenso debate sobre este fenómeno.

Discursos, artículos diarios en la prensa, análisis de expertos, sondeos, cifras dan cuenta del fenómeno desde los frentes políticos dominantes.  Las autoridades sostienen que se trata de un “flujo migratorio normal”,  que se pretende convertir en una crisis humanitaria para justificar la intervención internacional.

Desde la oposición se califica el proceso de éxodo y diáspora bolivariana, términos que refieren la migración masiva de un pueblo y su dispersión por diversos lugares del mundo. Organizaciones internacionales catalogan el flujo  como la emigración más grande que ha existido en la historia del hemisferio occidental.

Según otras fuentes,  se trata de la mayor ola migratoria que ha vivido Latinoamérica en los últimos 50 años. El número total de desplazados varía de acuerdo a la intencionalidad política de la fuente,  y hay quien afirma que alcanza los 4 millones y podría llegar a los 6.

¿Cuál es el papel de los medios de comunicación ante la emigración? Además de informar a la ciudadanía, cumplen el rol de   formar,  transformar, consolidar  actitudes y estereotipos. Es por tanto importante evaluar su desempeño ante el flujo migratorio, la imagen que ofrecen y las narrativas mediáticas sobre este fenómeno.

Igualmente, como tal imagen alimenta la formación de actitudes positivas o negativas y como contribuye  a la consolidación de estereotipos. Héroes o víctimas, huida inducida o gesta heroica, migración masiva o flujo normal…

Dada la politización de relatos y narrativas, se cae en una cobertura sesgada que, por un lado, contribuye a la dinámica migratoria;  mientras que por el otro, se minimiza el problema y sus causas.  Afectando en ambos casos la información que ofrecen los medios.

Es necesario adoptar una postura crítica ante los relatos político-mediáticos que pretenden imponernos. Analizar cómo, desde dos aceras políticas, se está configurando el panorama informativo sobre el flujo migratorio.

Me voy, mucho, poquito, nada

NAM/Maryclen Stelling