Los pueblos, ni las personas podemos permanecer en el error, al menos que tengamos vocación suicida. Leímos las declaraciones del presidente de los Estados Unidos, el viernes pasado, insinuando un cambio de línea en la relación con Venezuela. Los asesores y lobistas, con intereses particulares en ambos países, llevan a planteamiento y acciones altamente negativas para ambas naciones.
El Presidente Maduro ha insistido en el diálogo y el respeto como vía para solucionar los conflictos, la convivencia en medio de posturas y criterios diversos, una relación de iguales con respeto a la soberanía y autodeterminación de cada nación.
La guerra contra la dominación, el intercambio desigual, la imposición extranjera, podremos adelantarla con el cambio interno de paradigmas. Colocando el Estado al servicio de la gente, dándole participación clara al pueblo organizado en la construcción de riqueza, con ejecutorias impecables y con el apoyo voluntario y libre de las mayorías; estamos conscientes que es este el camino para lograr la hegemonía de nuestro proyecto político y superar las dificultades presentes.
Dios quiera que sea sincera la intención audaz del presidente norteamericano de salir en la escalada enloquecida que empezó en enero del 2019. Los halcones dirigiendo, presionando, haciendo el papel de jueces de gallera, esos errores de apreciación y de acción, nos han colocado a la defensiva y han creado un peligroso estado de guerra.
La declaración de Trump nos da una esperanza para regresar a la lógica del debate político entre las naciones e internamente. Quitarles el apoyo pernicioso a la oposición, los obligará para salir del grito para solicitar la intervención de los marines y poner en marcha el trabajo haciendo política y preparando la elección de este año a la Asamblea.
A nosotros, gobierno, nos permitirá trabajar y rendir, ser productivos, ser juzgados y evaluados por nuestras acciones. Saldremos de la defensa permanente contra la amenaza y la agresión a la construcción a tiempo completo, con la evaluación de nuestro pueblo, para bien de todos.
NAM/ FRANCISCO J. ARIAS CÁRDENAS
