Este año corresponde, por mandato constitucional la renovación de un poder público esencial para el funcionamiento del Estado venezolano: La Asamblea Nacional.
La Carta Magna, establece la composición, la organización y las competencias de este Poder Legislativo fundamental para la vida de los venezolanos el cual es electo por votación universal, directa, personalizada y secreta. Legislar, es el primero de sus atributos fundamentales.
Ejercer contraloría de la función pública, ser vocero de las necesidades y requerimientos de las regiones, de las localidades, de los ciudadanos, designar con los procesos establecidos, los demás poderes públicos y ser equilibrio con el Ejecutivo nacional.
Entramos en el último año con la certeza de la ausencia y el abandono de las tareas trascendentes de la Asamblea Nacional, totalmente de espaldas al pueblo y sus esperanzas, sus carencias.
Fortalecido esencialmente por el apoyo extranjero, asumiendo funciones que no tienen que ver con la Constitución, instrumento cada vez más inútil de la dominación externa, que ha traído como consecuencia privaciones a nuestro pueblo, ante medidas de bloqueo y otras acciones imperialistas.
El 2020 es tiempo para proponer, para ofertar construcción y coadyuvar en las soluciones que sin duda puede aportar para superar las dificultades presentes, la Asamblea Nacional de la República Bolivariana de Venezuela.