jueves 2 de mayo de 2024

¡OFERTA PARA LOS NUEVOS COMPRADORES! La nostalgia gustativa de los migrantes revoluciona el surtido de los supermercados en España

Laura Velázquez, de 31 años, es colombiana. En 2022 decidió cambiar su vida y vivir en Madrid. Desde entonces, no ha podido dejar de sentir nostalgia por su tierra y por la cocina de su país. Sin embargo, a diferencia de muchos de los casi 7 millones de extranjeros que llegaron a España antes que ella, ha podido seguir comprando muchos productos colombianos.

Lo ha hecho gracias a que la oferta de ultramarinos en los supermercados, mercados municipales y tiendas especializadas cada vez se parece más a la que ofrece su tierra natal. En ciudades como Madrid, Barcelona o Valencia, los bocatas de calamares, el pantumaca, la horchata y la tortilla de patatas se mezclan cada vez más con los tequeños venezolanos, la carne mechada colombiana o los tacos mexicanos.

Un total de 478.990 personas procedentes del extranjero establecieron su residencia en España en el último año. En 2022 llegaron 76.351 personas desde Colombia. La población de este país creció un 19,1%, según los últimos datos del Instituto Nacional de Estadística. El mayor crecimiento de población migrante proviene de Ucrania (45,8%) y de Perú (20,1%).

La demanda de toda la población migrante, llena de añoranza por su país, ha repercutido en los grandes supermercados. Para Velázquez, encontrar harina precocinada de maíz para hacer arepas fue una alegría. «No lo podía creer la primera vez que la vi. Mi mamá me había traído en el último viaje, pero no sabía qué iba a hacer sin mis arepas al desayuno cuando se me acabara«, afirma en un pasillo de un Carrefour del madrileño barrio de Lavapiés.

Para superficies como Mercadona es una cuestión de adaptación a las necesidades de los clientes. «Siempre estamos innovando y haciendo análisis de mercado pertinentes. Aprovechamos las sugerencias que realizan nuestros clientes, incluidas las de aquellos que proceden de otros países. Prueba de ello es la introducción en el surtido de productos como carne mechada, harina precocinada o el sushi«, asegura un portavoz de la cadena.

En Alcampo, por su parte, explican que siempre se tiene en cuenta la población del entorno para proponer la oferta. Esto ha ido cambiando mucho en los últimos años y «ahora forma parte de la oferta habitual«.

En su web, dependiendo del código postal desde donde se compre, se pueden encontrar desde tequeños (deditos de queso fritos) venezolanos a cinco euros hasta arepas con queso de cuatro, pasando por el popular refresco Pony Malta colombiano a 1,50 euros.

No faltan el aguardiente antioqueño por 10 euros ni las especias árabes, las salsas indias y, para los más atrevidos, las salsas picantes mexicanas. Hay para todos los gustos y nacionalidades.»Aquí cada uno introduce los productos que cree que tienen más salida, y ahora mismo la comida latina tiene un público enorme«, refiere un vendedor.

En los supermercados Día también se puede observar cómo se ha ido ampliando la oferta de los productos extranjeros poco a poco en sus diferentes establecimientos: los platos preparados indios y mexicanos se ofrecen al lado de las croquetas y el salmorejo. Además de las grandes superficies, los mercados de barrio también han sido un gran escaparate para la comida latinoamericana.

El Mercado Maravillas es el gran referente en Madrid para que los extranjeros se sientan como en casa. «Esto es una asociación de comerciantes. Aquí cada uno introduce los productos que cree que tienen más salida, y ahora mismo la comida latina tiene un público enorme«, afirma un portavoz del mercado.

De los 280 puestos de ultramarinos, más de la mitad venden productos de origen latinoamericano.

En los últimos años, el fenómeno no ha hecho sino crecer. «Ha sido una revolución. El mercado, a diferencia de las grandes superficies, es un ente vivo en donde se pueden ver las reclamaciones de sus clientes en el día a día«, afirman desde el mercado municipal.

Dando una vuelta por el mercado queda claro que hay vendedores que se sienten más cómodos hablando de aguacates que de tomates andaluces. «Lo vendo mejor porque crecí con eso«, asegura un dependiente de una tienda de frutas y verduras.

«Tenemos más de 30 nacionalidades distintas en los puestos«, aseguran.

El mercado se hizo famoso, de hecho, por una tienda de productos coreanos donde la primera dama del país asiático fue a comer en una visita que hizo a Madrid.

Además, hay puestos con productos filipinos, peruanos, venezolanos, mexicanos.Hay incluso una frutería india.

Velázquez explica que ahora su madre, una mujer que acostumbraba a mandar en las maletas de sus conocidos productos como aguardiente y arepas desde Colombia, duerme tranquila: sabe que su hija come casi como en casa a 8.000 kilómetros de distancia.

NAM – El Confidencial


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