martes 21 de mayo de 2024

¡OBRA POLÉMICA! Muere autor de la pirámide que cambió la cara al Louvre

El arquitecto estadounidense de origen chino Ieoh Ming Pei, uno de los más originales y prolíficos del siglo XX, autor de la pirámide del Museo del Louvre en París, falleció este jueves 16 a los 102 años, informó el New York Times.

I.M. Pei, considerado el último maestro de la arquitectura moderna y ganador en 1983 del prestigioso premio Pritzker, equivalente al Nobel de Arquitectura, es también autor de grandes obras como el Museo de Arte Islámico en Doha, Catar, o el ala este de la Galería Nacional de Arte en Washington DC.

El arquitecto se hizo famoso con el diseño de la Pirámide del Louvre, que tantos quebraderos le causó antes de convertirse en un emblema del museo francés. Una apuesta improbable la de vincular a un arquitecto chino-estadounidense que prácticamente solo había construido en Estados Unidos con un proyecto en un museo que fue palacio de los reyes de Francia y de dos emperadores, y sede del todopoderoso ministerio de Finanzas francés.

Fue la exprimera dama estadounidense Jackie Kennedy quien daría un fuerte impulso a su notoriedad, al escogerlo en 1964 para edificar la Biblioteca J.F. Kennedy en honor de su marido asesinado. Fue inaugurada en 1979, y desde entonces Pei fue inundado de encargos.

Uno de ellos fue el del presidente francés François Miterrand, quien en 1983 le encargó al arquitecto, entonces no era muy conocido en Francia, que repensara el Louvre, una de las obras más delicadas y simbólicas del primer septenio del mandatario galo.

El audaz proyecto de Pei, que desencadenó violentas pasiones, fue inaugurado en 1988.

Alumno de Walter Gropius

Ieoh Mind Peig nació el 26 de abril de 1917 en Cantón, China, en una vieja familia de Suzhou, «la Venecia del Oriente», cerca de Shanghai.

Su madre, que murió cuando él tenía 13 años, lo llevaba a veces a retiros en monasterios budistas. Su padre, banquero en Hong Kong, se convertiría luego en el director del Banco de China en Shanghai.

En 1935, partió a Estados Unidos, a estudiar en el Instituto Tecnológico de Massachusetts, donde se graduó. Luego estudió diseño en la Universidad de Harvard (1948), donde fue alumno de Walter Gropius, fundador del Bauhaus y uno de los teóricos del estilo internacional.

Para este hombre de sonrisa pícara y gafas redondas, la pirámide del Louvre fue su primer proyecto en Europa y también su primera intervención en un monumento cargado de historia. Contaba con un bagaje excepcional, ya que el mismo año del encargo ganó el premio Pritzker, considerado el Nobel de la arquitectura.

Para hacer su pirámide, partió de una observación sobre el Louvre: «Es un museo extraño, con una entrada invisible por ser lateral. Hay que darle una entrada central», dijo. Y crea un complejo subterráneo con luz cenital, aunque en su primera versión no incluye una pirámide, sólo un acceso a través de una rampa. En cuanto presentó la maqueta, las críticas se dispararon.

Treinta años más tarde, el exministro francés de Cultura Jack Lang seguía «sorprendido por la violencia de los opositores» en los comienzos. Fue peor que para el Centro Pompidou, otro monumento parisino inaugurado en 1977 y bastante más vanguardista que el Grand Louvre. «La pirámide se inscribía en un monumento central de la historia de Francia y en un periodo de enfrentamiento ideológico muy fuerte», dijo Lang, quien dedicó un libro a la historia del proyecto.

“¡Aquí no estamos en Dallas!”

Uno de los episodios más penosos para Ieoh Ming Pei fue su paso por la Comisión Superior de Monumentos Históricos, en enero de 1984. El ambiente fue tenso y rozó el racismo antichino.

Fue «terrible», contó Pei, quien ni siquiera pudo presentar el proyecto. «¡Aquí no estamos en Dallas!», le soltó uno de los participantes. Hubo quien se imaginaba una pirámide como la de Keops, avasalladora.

La transparencia era una de las preocupaciones del arquitecto, quien llegó a pedir a la compañía Saint-Gobain que le fabricase un vidrio reservado hasta entonces a las superficies pequeñas.

«Pei había imaginado una entrada bajo la pirámide como un espacio entre la ciudad y las colecciones, una interfaz entre el exterior y las obras», recordaba el presidente del Louvre, Jean-Luc Martinez, quien recientemente remodeló el lugar con el visto bueno del arquitecto.

El Grand Louvre fue concebido para ser frecuentado por dos millones de personas y actualmente lo visitan más de ocho. «Los cambios eran necesarios para devolver la pirámide al público», aseguró el director del Louvre. Es al mismo tiempo «símbolo de la modernidad del museo» y «emblema de París a través del mundo», añadió. Para él, «la obra de Pei acabó en el rango de icono, como La Gioconda, La Venus de Milo o la Victoria de Samotracia», las tres grandes damas del Louvre.

Resultado de imagen para Ieoh Ming Pei

NAM – AFP