En un minuto loco, el Barça conservó su condición de invicto en la Liga, donde el Sevilla le había dado un meneo durante cerca de 80 minutos. En el 87, los andaluces ganaban 2-0 y el Pizjuán saboreaba la victoria. Tanto se había entregado el equipo de Montella que llegó al final exhausto ante un rival al que ni en sus peores días se puede perder un segundo de vista.
Desde el inicio, el Sevilla supo taponar la salida del juego azulgrana, aunque los primeros sustos fueron de Iniesta y Suárez a Sergio Rico, cuyo pie poco fino originó el peligro. El Sevilla tuvo después las suyas. Correa, a pase de Navas, perdonó el 1-0 con un cabezazo que mandó fuera de manera inexplicable. No perdonó el ‘Mudo’ Vázquez a diez del descanso, al embocar en el área pequeña y sorprendentemente solo entre cinco camisetas azulgranas.
El Barça jugaba sin prisa, como corresponde a un líder destacado que en cuatro días tiene cita en la Champions. Tras el descanso, Valverde puso a calentar a Messi. Desde la banda, el argentino asistió al 2-0, marcado por Muriel al aprovechar un rechace y la endeblez, de nuevo, de la defensa del Barça. Y acto seguido, Navas primero y Vázquez después perdonaron el 3-0.
Messi saltó al campo con media hora por delante, con el Barça más estirado y dejando muchos espacios atrás. Muriel y Layún no supieron sacar partido de sus galopadas por la derecha, en la banda desguarnecida de Jordi Alba. La goleada pudo ser mayor, pero a los delanteros andaluces les faltó el filo que le sobra a Luis Suárez, que en el 88 acortó en el marcador una distancia mucho mayor en el campo. Apenas unos segundos después, visto y no visto, Messi igualaba el partido.
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