Los altos costos de la ropa y los bajos salarios hace imposible que los ciudadanos puedan estrenar. Ni siquiera comprar piezas de segunda semana es una opción, debido a que al igual han elevado sus precios.
La alternativa para poder seguir vestidos y estar un poco más a la moda, es reparar la ropa tanto la que queda holgada como la que se va deteriorando con el uso pero que se puede salvar.
La crisis golpea tanto el bolsillo del ciudadano, que lo más insólito que llevan a restaurar es su ropa intima: los hombres sus interiores y bóxer, y las mujeres sus bikinis, pantaletas y brasier.
En Maracaibo han proliferado muchos lugares de reparación de ropa, se pueden ver incluso en sitios improvisados como Puente España ubicado en el centro de la ciudad.
La reparación de un pantalón cuesta entre 100 mil y 150 mil bolívares en comparación a comprarlo nuevo, cuyo precio oscila entre tres millones 500 mil y cuatro millones de bolívares, la diferencia es abismal.
Igualmente, sucede con la ropa interior, restaurarla tiene un precio de 200 mil bolívares porque es más delicada, pero comprarla cuesta entre 600 mil a más de un millón de bolívares, dependiendo de la pieza.
Las costureras ganan en días normales más de un millón de bolívares, aunque no cuentan las piezas, aseguran que son muchas las que reciben por persona: cada una puede llevar hasta seis entre jeans, pantalones, camisas, blusas, vestidos; entre otras.
La mayoría son hombres los que llevan pantalones para reparar; es decir los mandan a reducir porque han bajado de peso o pagan para que los restauren colocándoles tacos en el entrepiernas y zurciéndoles algunos rotos por el uso.
El pago completo es por transferencia y hay casos en los que piden un porcentaje en efectivo.
NAM/ Aylen Bucobo
José Valbuena: Foto y Vídeo
