No solo es que se ha incrementado, sino que el morbo se magnifica con la existencia de los teléfonos inteligentes y las redes sociales, donde, los mismos jóvenes, sin pudor de ninguna naturaleza, osan colgar los “agarrones” o la sarta de insultos entre compañeros o compañeras en redes como si se tratara de un evento deportivo y aquello tiene una impresionante cantidad de visitas. Con esta carga morbosa y nauseabunda, lejos de aminorar o tratar de solucionar este enorme problema social, lo engrandece.
La violencia entre adolescentes sigue siendo un tema que causa desasosiego en la sociedad. Su incremento incluye una serie de actos que van desde la intimidación y las riñas al homicidio, pasando por agresiones sexuales y físicas más graves, esto supone un problema mundial de salud pública.
No es un problema nuevo. La humanidad en su historia ha protagonizado siempre las competencias sanas o insanas, pero lo importante aquí es entender que, a lo largo del tiempo, parece que la situación en vez de mejorar, empeora.
Según la revista de salud MedlinePlus, los actos violentos pueden ser:
– Intimidación
– Peleas, incluyendo puñetazos, patadas, bofetadas o golpes
– Uso de armas, como pistolas o cuchillos
Algunos actos violentos causan más daño emocional que físico y otros pueden causar lesiones graves o incluso la muerte.
La psicólogo y psicopedagogo, María Jesús García, quien se encarga de promover la psicoeducación y la salud mental a través de sus redes sociales y para con sus pacientes, comenta que la violencia entre adolescentes siempre ha estado presente.
Expone, además, que anteriormente, no se percibía como violencia o bullying, sino como un juego normal entre adolescentes, como «chalequeo», y que hoy en día, los casos de violencia están aumentando entre los adolescentes, ya sea debido a su estatus social, factores culturales, institucionales, económicos, etc.
Añade también, que el uso y exposición a redes sociales y teléfonos puede ser un factor determinante al momento en que se presente un problema y este sea resuelto de manera violenta.
“Opino que existe una tendencia en los adolescentes a responder a través de la violencia ante ciertas situaciones. Muy pocos adolescentes conversan con sus padres lo que pueden estar viviendo en sus entornos de desarrollo, y, por ende, deciden tomar acción por sus «propios medios» lo que conlleva a la violencia entre adolescentes”, acotó García.
También manifestó que es importante recordar que las causas de la violencia pueden unir factores familiares y socioculturales, por ejemplo, familias que educan desde el dominio y el maltrato a sus hijos, castigos físicos como método educativo, aceptación de la violencia como la resolución de problemas, problemas con las relaciones interpersonales, baja autoestima e inseguridad, etc.
“La violencia entre adolescentes tiene un solo objetivo y es “recordar quien tiene el poder», y junto con esto, defender la dignidad de la persona que está en el problema”.
Las medidas que se deben tomar para evitar estos comportamientos:
En cuanto a como se puede evitar, la psicóloga comenta que depende de los entornos a los que el adolescente esté expuesto. Pero que inicialmente, todo comienza en casa, acotando que los padres, cuidadores y familiares deben establecer vínculos de comunicación, respeto y confianza con sus hijos, educando en el manejo de las emociones y solución de problemas.
Añade que es de gran importancia que los adolescentes conozcan acerca del manejo de las emociones, ya que, en base a esto, tomarán decisiones que son de gran importancia y esto les va a ayudar a tener el conocimiento y madurez para poder decidir de manera adecuada en base a su bienestar.
“En entornos escolares es fundamental que se fomente el respeto y la tolerancia, además de tomar en cuenta las opiniones de los estudiantes y sus maneras de relacionarse”.
¿Tiene remedio? ¿Se puede curar?
García asegura que no se trata de una enfermedad que se puede curar con una pastilla. Agrega que la violencia se debe comenzar a prevenir en tres ámbitos importantes: en la familia y el hogar, en la escuela y en el ámbito social, para que de esta forma se pueda comenzar a hacer eco de las situaciones y así actuar en base a formar adolescentes respetuosos, empáticos y comprensivos.
“Muchas personas creen que formando hijos en base al miedo y al estar sometidos siempre a la presión, o a las amenazas hará que sus hijos sean «respetuosos», los padres, maestros y cuidadores deben saber que son modelos en cuanto a la crianza de sus hijos y estudiantes”.
Resaltó que, si se educa y se cría desde el respeto, desde la justicia, desde la empatía, la igualdad, se comenzará a prevenir la violencia.
¿Hasta que punto la familia o el núcleo familiar es responsable?
“El hogar es el primer entorno de desarrollo del niño, allí aprende como socializar, como juzgar, como pensar, como comportarse. Si un niño ve que su padre golpea a su madre por «ser mujer» el niño aprenderá ese principio. Si un hermano mayor golpea a su hermano menor «por ser más fuerte y más grande» este niño creerá que puede golpear a otros más pequeños,”, expresó la psicóloga y psicopedagoga.
Resaltó que es de suma importancia saber que la manera de socializar y relacionarse se aprende en casa y en el entorno cercano del niño.
¿Existe relación entre los vídeos juegos violentos y mayor incidencia de violencia en adolescentes?
Según investigaciones, los vídeos juegos sobreestimulan la actividad cerebral, aumentando la adrenalina, y el pulso se acelera, estos efectos son algunos de lo que producen los juegos, pero en cuanto al entorno de violencia en cualquier vídeo juego incrementa los pensamientos y reacciones negativas, cualquier acción que se considere «hostil» generará una respuesta negativa en el adolescente.
Los datos disponibles de la American Psychological Association considera que luego de estar expuestos al juego violento se presentan algunas reacciones como incrementos de los sentimientos agresivos, pensamientos negativos y hostiles y en ocasiones imitación de las conductas violentas vistas en juegos.
Es por ello que la psicóloga María García manifiesta que los adolescentes y niños deben tener cuidado con el tiempo de exposición a estos estímulos que pueden parecer indefensos, pero tienen consecuencias conductuales que se van desarrollando poco a poco.
NAM/María Auxiliadora Sabril
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