En la noche de este domingo, Andrea Meza, una joven mexicana de 26 años e ingeniera de software de profesión, fue coronada como nueva Miss Universo en una final en que se enfrentó a varias de las favoritas del certamen de belleza más importante del mundo.
Meza acaparó todas las miradas en el desfile en traje de baño y recibió aplausos tras responder las preguntas del jurado. Ahora, este 19 de mayo sube a lo más alto del olimpo de las más bellas.
La joven es originaria de Chihuahua, bilingüe, mide 1,80 metros y ha labrado su carrera profesional mientras se destaca en el modelaje y como embajadora de turismo, metas que al mirar atrás entiende que no habría podido lograr sin haber superado sus propias inseguridades.
Cuenta que cuando pequeña sufrió acoso en la escuela y no se consideraba una mujer bonita. “Entre los 12 y los 16 años no me sentía para nada atractiva. Tenía dificultades para convivir con mis compañeros en la escuela. Le tenía demasiado miedo al qué dirán”, reveló al diario LA Times días atrás.
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Con el tiempo entendió que su poder no estaba en su aspecto físico ni lo que opinaran los demás, sino en su mentalidad y personalidad. “Curiosamente, me empecé a sentir más guapa y la gente empezó a ver eso en mí también”.
Sobre el bullying sufrido en la secundaria, explica que, aunque nunca recibió una ofensa directa “o algo como: ‘gorda, fea’, estaba este rechazo que sentía de que no formaba parte”.
Andrea dice que hubo una ocasión en que la encerraron en un baño y la insultaron, “empezaron a inventar que yo había hecho unos comentarios; esto cuando empezaban las redes sociales. Fue un problema que se hizo notable y me sacaron de la escuela, pero esa no era la solución”.
Pero su vida dio un giro y la evolución que ha tenido la proyecta como una mujer líder, por lo que quiere aprovechar la vitrina del certamen internacional para extender un mensaje de empoderamiento femenino y lucha contra la violencia de género.
NAM/semama
