Como todo comenzó todo terminó. La derrota en la Supercopa de Europa frente al Atlético de Madrid fue el comienzo de un proceso que no tendría más que unas pocas emociones hasta la humillación que sufrió el conjunto blanco en el Camp Nou. La era de Julen Lopetegui llegó a su final sin dejar nada más que dudas tanto a nivel individual como colectivo pero, más allá de que todos los reflectores incriminatorios apunten al ex entrenador, el problema del Real Madrid actual trasciende a un plan de juego mal ejecutado o concepto mal empleado.
El problema del Real Madrid viene desde la salida de Cristiano Ronaldo con rumbo a Turín y con ello el final del único proyecto blanco en la época actual. El portugués fue la respuesta a cada problema ocurrido en el Santiago Bernabéu; con sus goles y actuaciones brillantes tapaba cualquier problema colectivo y resolvía cualquier sistema porque todo era sencillo si tenía que terminar con él de cara al arco rival. Un ejemplo idóneo es el proceso de Zinedine Zidane. Pese a ganar la tercera Champions League de manera consecutiva, la última temporada del Real Madrid no fue buena en cuanto a resultados (tercero en la Liga y eliminado por el CD Leganés en la Copa del Rey) y mucho menos en cuanto a funcionamiento colectivo. Todo lo resolvía Cristiano con sus goles en fases decisivas de la máxima competición de clubes a nivel continental.
El proceso post Cristiano Ronaldo no podía tener un comienzo sencillo. Es imposible reemplazar lo que hace el portugués dentro del terreno de juego, a menos que contrates a Lionel Messi. Con él a la cabeza cualquier jugador se ve mejor y más guapo. Hoy, sin él, el Real Madrid parece un equipo repleto de jugadores normales que no tienen el coraje para revertir escenarios complicados ante equipos de menor valía individual. El problema siempre fue la planificación de la plantilla, una que nunca fue totalmente competitiva sino que era arrastrada por la categoría de uno de los mejores jugadores del mundo.
El comunicado del conjunto merengue para confirmar el cese de Lopetegui afirmaba que los resultados no eran acordes con una plantilla que contaba con ocho jugadores nominados al balón de oro. Una falta de respeto total a un entrenador, sea quien sea, pero la duda que yace es donde están esos jugadores nominados a ese premio individual, galardón que no significa que una plantilla sea buena sino que los jugadores son de los mejores. ¿Dónde están Ramos, Varane, Kroos, Modric, Benzema y Bale? El problema del conjunto merengue es la plantilla y quien se ponga al frente de ella deberá entender que, con esos nombres y sin Cristiano Ronaldo, no podrá aspirar a algo mucho mejor.
Javier Parra Peña
NAM
