La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha alertado que millones de adolescentes y adultos jóvenes <entre 12 y 35 años> de países con ingresos medios y altos corren el riesgo de perder la audición. La mitad de ellos, por el mal uso de dispositivos de reproducción de sonido, incluidos los celulares, y otro 40% también tiene relación con el sonido, por exponerse a niveles dañinos en lugares como discotecas, bares o eventos deportivos.
«El daño que se produce en el oído interno, ya sea porque el sonido es muy elevado o porque se prolonga mucho en el tiempo, es muy preocupante en los jóvenes», indica Alejandro Harguindey Antolí-Candela, otorrinolaringólogo de otorrinolaringólogo HM Hospitales.
El perjuicio en la salud de nuestros oídos varía en función de la intensidad, la duración y la frecuencia de la escucha. Cuando, por ejemplo, vamos a un bar ruidoso se puede provocar una pérdida auditiva temporal o una sensación de zumbido en el oído, que se conoce como tinnitus y que acaba desapareciendo con el paso del tiempo. Sin embargo, si nos exponemos a sonidos fuertes durante mucho tiempo y de forma habitual, los daños a las células sensoriales del oído pueden ser permanentes e irreversibles.
Un nivel de entre 10 dB (decibelios) y 30 dB se considera bajo y es, por ejemplo, el del tono de voz que usamos en una biblioteca. Un ruido moderado es el que está entre los 30 dB y los 50 dB, es decir, el de una conversación en un tono de voz normal. De los 55 dB a los 75 dB el nivel de ruido ya es considerable, como el de una aspiradora. Los tramos de 75 dB a 100 dB y de 100 dB a 120 dB son ruidos altos y muy altos. Se considera que están en el «umbral del dolor» y a partir de este momento existe riesgo de sordera. El volumen máximo de los auriculares puede oscilar entre los 75 dB y los 136 dB. Es decir, muy alto.
La principal recomendación de la OMS para prevenir el problema es no escuchar música con estos dispositivos durante más de una hora diaria y como mucho al 60% de la capacidad de sonido. En muchos teléfonos móviles, al subir el volumen la barra de sonido pasa a ser amarilla y cambia a rojo cuando está demasiado alto.
NAM/EL PAÍS/Kariana Aular/Pasante