Juan José Muñoz Romero, ingresó a la Clínica Las Peñitas, en Sincelejo, Colombia, debido a una subida de la presión arterial, pero no esperó que lo declararan muerto.
El hombre, de 67 años, fue hasta el centro asistencial acompañado por sus dos hijos. Dos horas más tardes un galeno les informó a los primogénitos que su padre había muerto.
Una de las hijas Muñoz no dio crédito a la palabra del médico por lo que le solicitó que lo llevaran a la morgue, pero el doctor se opuso y alegó que por el protocolo establecido por el COVID-19 era imposible.
La mujer molesta con la respuesta del especialista aprovechó el descuido y se coló en el depósito de cadáveres, donde encontró a su padre con los ojos abiertos. Ante la situación llamó a uno de los encargados del sitio para que el explicara la situación pero este insistió en que Muñoz estaba muerto y que lo que había visto era una reacción normal de un recién fallecido.
Mi hermana no se quedó (conforme) con esa respuesta y decidió sacarlo de donde lo llevaron y lo trasladamos a otra clínica. «Por ese tiempo en el que lo tuvieron en la morgue dándolo por muerto lo afectaron y le dio una isquemia”, dijo Martín Muñoz el otro hijo del sexagenario.
El adulto mayor fue trasladado a otro centro de salud, donde se sabe que está estable y consciente.
NAM/Agencias
