Sin embargo, el ‘Templo Satánico’ no se define como un culto teísta, lo que quiere decir que no adora a Satanás como lo hace la ‘Iglesia de Satán’, sino que lo ve “como un símbolo de rebelión contra la tiranía”, tal como lo explicó al Bussiness Insider Lucien Greaves, cofundador y vocero de la nueva iglesia.
“Esta idea de adoración, por lo general es un poco insultante para las personas que se identifican con el satanismo, porque eso implica un sentido de servilismo”, sostiene Greaves. “El satanismo tiene que ver con la soberanía personal, la independencia y la libertad de voluntad”, añadió.
El Templo basa sus creencias en un vasto acervo literario, a comparación de la Iglesia, que sigue el evangelio de su fundador, Anton Szandor LaVey. También es mucho más reciente: nació en 2013 en Salem, Massachusetts, como movimiento de respuesta al conservadurismo reinante durante la presidencia de George W. Bush, detalla el Indy100.
Lo paradójico es que su formalización como religión se dio gracias a que Donald Trump, otro conservador, firmó una orden ejecutiva para “promover la libertad de expresión y la libertad religiosa” en mayo de 2017, agrega ese medio.
En su página oficial también detallan que, a comparación del satanismo común, luchan por la laicidad, defienden derechos reproductivos, y tienen sedes físicas, monumentos fijos y hasta clubes de actividades extracurriculares para escolares, aunque no aclaran del todo de qué tratan sus ritos y cuáles son sus alcances.
La exención de impuestos es la principal consecuencia del anuncio, con el que el nuevo culto queda equiparado en condiciones con otras iglesias. Así quedó consignado por el Servicio de Rentas Internas de los Estados Unidos (IRS, por sus siglas en inglés), que distingue entre iglesias y organizaciones religiosas.
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