La crisis política de Venezuela ha entrado en un nuevo ciclo de tensiones que podría tener su punto de quiebre este año, pues el conflicto que detonó en enero de 2019 con el inicio de la confrontación entre los gobiernos de Nicolás Maduro y Juan Guaidó (interino), se encuentran totalmente polarizados en sus objetivos de controlar el poder para mantener el sistema actual o cambiarlo a través de un Consejo de Estado, es decir, un gobierno de transición para salir de la crisis.
Aun así, el socio-director de Datanálisis, José Antonio Gil Yépes, presidente de la Asociación Civil Centro Democracia, considera que la Asamblea Nacional –AN-, encabezada por Juan Guaidó, seguirá operando pese a lo sucedido el pasado 5 de enero cuando el chavismo y un grupo de diputados opositores acusados de corrupción tomaron por asalto el Parlamento con la complicidad de la Guardia Nacional.
“Yo no creo que estando Estados Unidos –EEUU- por detrás sea muy factible medidas drásticas que impidan que esa AN, que tuvo una ligera mayoría opere como tal, aunque el gobierno la desconozca y no tenga ninguna consecuencia sobre los hechos del gobierno pero la clave está en la unidad del gobierno y de la oposición”, puntualizó.
Esto implica que la oposición podría mantenerse agrupada y alineada en un bloque político más solido en torno al proyecto de transición promovido por Guaidó con la plataforma de una Asamblea Nacional que se ha posicionado en un grado de mayor confrontación y determinación estratégica para cumplir función de ser el poder del Estado que saque a Nicolás Maduro de la Presidencia de la República ante la grave crisis nacional.
“Si la oposición construye una unidad el gobierno se vería en apuros aun para ganar una elección parlamentaria, si la oposición hace misma tarea que hizo en 2015: elegir un candidato por curul, hacer una buena campaña, defender los votos en las mesas, ese potencial de 84 a 16 a favor de la oposición está ahí”, enfatizó.
Es decir, Yepes insiste en que el cálculo político de la oposición debe basarse en formar una coalición interna que mantenga la red de apoyos electorales en la sociales y de apoyos dentro del sistema de partidos para lograr mantener la mayoría absoluta que ganó en las elecciones parlamentarias de 2015, lo cual le permitiría mantener el apoyo internacional que hoy posee al estar en una plataforma institucional legítima y apoyada diplomáticamente, así como financieramente por Estados Unidos.
Con respecto al fenómeno actual de la dolarización de facto que vive la economía venezolana, el experto asegura que el alza desmedida de la tasa de cambio del dólar, producto de pagos en bolívares y petros por parte del Gobierno y la merma en 10% de las reservas internacionales, podría ser contrarrestada si el Ejecutivo toma “medidas complementarias para aupar la producción nacional en vez de aupar la importación y el desempleo”.
El analista sugiere que el Gobierno debe reactivar los circuitos económicos internos con financiamiento fresco, bien distribuido y numeroso a fin de contener el enorme impacto que tienen las importaciones forzadas que realiza en un clima adverso de sanciones y bloqueo financiero global inducido por el gobierno de Donald Trump.
No obstante, destacó la importancia de la medida tomada recientemente de rebajar la larga lista de productos que estaban siendo exonerados de pagar impuestos de importación, pues esa situación genera competencia desleal y minimiza la producción nacional industrial y empresarial.
Opina que es conveniente que la economía venezolana se dolarice porque se evitaría la emisión de dinero inorgánico. «En la medida que se destruya el bolívar está surgiendo el dólar y eso nos conviene a todos los venezolanos».
A su juicio, el crecimiento de la liquidez monetaria en dólares se expande en la medida que también lo hacen las fuentes de ingreso de moneda estadounidense, tanto legales como ilegales, en todo el torrente financiero del país, tanto en los flujos financieros como en los flujos reales de la economía venezolana, que es la masa de dólares que circula en los bancos y empresas y la que circula en el nivel social de la actividad económica de la población civil.
En entrevista en Unión Radio, insistió en que “eso pasa por moderar la inflación a través de la producción y productividad nacional”. No obstante, el gobierno de Nicolás Maduro mantiene su política de financiamiento del déficit fiscal mediante el uso del BCV como caja chica y fuente de crédito infinito con dinero artificial (en bolívares), lo cual satura la economía del país con liquidez monetaria irreal que no proviene de la actividad económica.
Ricardo Serrano
