viernes 26 de abril de 2024

¡ERES ÚNICA, NO TE COMPARES! 10 trucos para mejorarla la autoestima baja

Hay algo de tabú en la palabra autoestima, lo sabemos. Porque hay un mundo ahí afuera que nos impulsa a ser perfectas, con lo que nuestra autoexigencia cada vez es mayor. Tenemos que ser, no sólo buenas en el trabajo, sino también las mejores amigas, además de guapísimas, delgadísimas, estilosísimas, buenas novias, mejores amantes… y todo, sin despeinarnos. Así que si alguna de nosotras osamos decir que tenemos la autoestima por los suelos, seguramente se nos tachará de aburridas, tristes o, peor, alguien de quien alejarse. Sin embargo, ¿cuántas os repetís a menudo «no voy a poder con esto», «seguro que va a salir mal» o «y si se enfada por decir lo que quiero»?

Para la psicóloga y Doctora en Neurociencia Ana Asensio, autora del libro ‘Vidas en positivo’, el 80% de la autoestima viene del autoamor, y el 20% del autoconcepto (las verificaciones necesarias para saber que eres buena en algo).»En cuanto empezamos a querernos, se nos van las tonterías«, explica la experta, tajante. Y es que «las personas que tienen la autoestima baja no saben mirarse cariño y con amor», dice Inés Bárcenas, psicóloga en la Clínica Ruber.

¿De dónde viene la baja autoestima?

El autoconcepto no es más que la idea que una desarrolla de sí misma en un momento dado. «Normalmente, me la ofrecen mis padres cuando me miran de una manera u otra. Alrededor de los 3 años, se desarrollan ciertas estructuras neuronales, como por ejemplo el hipocampo, que me hacen consciente de que su mirada significa algo. Además, a este sistema de estructuras pertenece la capacidad de darme cuenta, lo que tiene que ver con la mirada del otro. Todos nacemos princesas o príncipes, pero a través de la mirada de nuestros padres nos convertimos en ranas o sapos. Si además eres genéticamente más sensible, te dañará más», explica Begoña Aznárez, psicóloga, psicoterapeuta, presidenta de la Sociedad Española de Medicina Psicosomática y Psicoterapia (SEMPYP) y autora del libro ‘El trauma psíquico es de todos’. «Igual que hay un calendario de vacunación, debería haber otra agenda para que los padres aprendan a fortalecer la autoestima de sus hijos«, añade la experta.

Sin embargo, para Ana Asensio, «no nos conviene echar la culpa a nuestros padres. Tú has de ser tu padre y tu madre nutricios, insertar en tu disco duro que tú eres tu cuidador». Para la psicóloga Ingrid Pistono, «el problema está en que nos creímos todo lo que nos dijeron en la adolescencia, y lo fuimos metiendo en la mochila creyéndolo a pies juntillas. En realidad, porque nunca nos hemos parado a cuestionarlo».

Inés Bárcenas cree que cualquier experiencia relacional en cualquier etapa de la vida que haya sido dañina, inquisitiva o vejatoria puede ser la causa, pero especialmente, son los niños los que aprenden a verse en el mundo de la mano de sus padres. «Los problemas de autoestima más severos vienen de infancias en las que no se ha sido visto o querido de manera incondicional, pero también de situaciones de mobbing laboral, por ejemplo, o a causa de relaciones tóxicas», dice Inés. «No nacemos con autoestima, este es un proceso afectivo que se construye a través de la mirada de amor que recibimos alrededor», concluye. Algo parecido a esto fue exactamente lo que le vino a decir Jonas Salk, el inventor de la vacuna de la poliomielitis, al popular terapeuta Martin Seligman: «como psicólogo, tienes en tu mano conseguir la felicidad de las personas educando a los niños en inmunización psicológica».

El primero y más peligroso es el abuso o el engaño por parte de otros. «En esos casos, la victimización es inmediata, porque creemos que nos merecemos todo lo malo que nos pueda pasar. El ser humano tiende a polarizar, y pone en un extremo todo aquello a lo que se enfrenta, como por ejemplo a los otros, por eso es tan fácil ser engañados», dice Begoña Aznárez. «Con la baja autoestima te vendes a cualquiera, porque no sabes identificar el amor y tampoco a quién te quiere y a quién no. El bajo autoamor es como estar baja de defensas», añade Ana Asensio.

Otro de los riesgos es dejar de relacionarse socialmente, y no intentar seguir los propios sueños o anhelos laborales o de pareja por considerar que no eres lo suficientemente buena. «O también dejarse llevar por la masa y cumplir expectativas ajenas o convenciones sociales por no atreverse a tener opinión y criterio propios», dice Pistono. Pero «la estrella» de las consecuencias de una baja autoestima son las dependencias afectivas en relaciones de todo tipo, es decir, no conseguir hacerte autónoma e independiente porque no validas tus decisiones. «Este tipo de relaciones pueden acabar en maltrato y en la imposibilidad de salir de ahí por miedo a la soledad o a sentir que no van a a poder alejarse por ellas mismas», cuenta Inés Bárcenas.

Diez trucos infalibles para mejorar la autoestima

Según Begoña Aznárez, algunos de estos ejercicios han de ser repetidos como un mantra. En la India, los mantras se repiten 108 veces, un número mágico. Y aunque en nuestra vida cotidiana no es posible llegar a semejante cantidad, se trata de abrir un nuevo cauce más ancho y más profundo (la nueva creencia de «sí puedo») para desviar al anterior («no voy a ser capaz»). Lo bueno de la autoestima es que no es estable en el tiempo, «puede mejorar muchísimo si se trabaja», añade Ingrid Pistono.

  1. Coloca en el espejo del baño un post-it con la frase “Soy suficiente”. Cada mañana, léelo y pronúncialo en voz alta cinco veces parándote, mirándote a los ojos y respirando profundamente. «Cuanto más te lo repitas, más veces conseguirás que se te presente esa idea, porque las creencias están muy arraigadas», dice Begoña Aznárez.
  2. Pregunta a tu gente (amigos, familia, pareja…) cuáles son las mejores cualidades que ven en ti y contrástalas con lo que ves tú», aconseja Ana Asensio.
  3. No te creas todo lo que piensas, porque nos inventamos nuestros pensamientos. Estos no son ni verdad ni mentira, pero tratar de pararlos es muy difícil. «Hay que surfearlos, pero no te los tienes por qué creer», explica Ingrid Pistono.
  4. Recuerda la persona que en tu infancia te miró con más amor y que te quiso de manera incondicional, y pregúntate por qué os sentíais especiales la una para la otra. Coloca, en un lugar habitual para ti, un objeto que te recuerde a ella o una fotografía suya. «Esto te hará tener muy presentes cuáles son tus valores», recuerda Inés Bárcenas.
  5. Piensa en lo que dicen de ti los demás y asume que tiene que ver con ellos mismos, con su historia y sus miedos. Eso te da perspectiva para alejarte y que no te impresionen las palabras de los demás. Es la diferencia entre vivir en equivalencia psíquica o
    desarrollar la mentalización. «Sólo es una polaridad, una proyección de ellos. Es imposible ver algo en otros que no está en ti», asegura Begoña Aznárez.
  6. Haz un listado con tus fortalezas y de tus puntos a mejorar. Coloca post-its por tu casa para recordarte lo que se te da bien. «Y aprende a decir no», reclama Ana Asensio.
  7. Háblate como si te quisieras, porque nos hablamos fatal. Escúchate, sé consciente y trata de suavizar ese lenguaje tan negativo. «Habría quien nos pudiera denunciar si le
    habláramos de esa manera, con esas críticas tan despiadadas», observa Ingrid Pistono.
  8. Antes de ir a dormir, piensa en todo lo que ha salido bien a lo largo del día. «Puede ser llegar puntual al trabajo, reírte con una compañera, eliminar la pila de emails pendientes, salir a tu hora y llegar al gimnasio, hablar por teléfono con una amiga…», enumera Inés Bárcenas.
  9. «Haz como si…». Como si hicieras algo de manera excelente. Imita sin complejos, modela a alguien a quien admires También se llama modelar a alguien a quien admires en algo. «Cuando pregunto en mi consulta por qué persona se cambiaría al 100%, nadie lo querría hacer», revela Ana Asensio.
  10. Regálate tiempo. Cada día al levantarte elige tres detalles cotidianos para tener contigo con algo que te chifle: ducharte con un gel especial, comprarte el dentífrico que más te guste sin tener en cuenta el precio, lee, pasea, date un baño… porque ese tiempo te recarga las pilas. «Y trátate como si fueras tu propia invitada. A ella nunca le servirías un café en la taza más vieja de casa, ni la obligarías a tomárselo de pie mirando a la lavadora. Busca la belleza en lo cotidiano», aconseja Ingrid Pistono.

 

NAM/Cosmopolitan

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