martes 30 de abril de 2024

¡ENTRE EL EQUILIBRIO FÍSICO Y MENTAL! Especialistas explican cómo podemos ser más resilentes en medio del estrés

Podemos sentirnos abrumados por el exceso de trabajo, un divorcio, sufrir una enfermedad o un cambio importante en nuestra vida. Todas las personas se han enfrentado alguna vez a problemas así. Sin embargo, hay quienes saben “surfear” estas olas intempestivas de la vida y sobreponerse rápidamente mientras que otras se hunden, invadidos por actitudes pesimistas y pensamientos desesperanzadores que les impiden salir adelante.

¿Por qué hay personas que resisten mejor al estrés?

La doctora Graciela Moreschi, médica psiquiatra (MN 41018), explicó a Infobae que “la capacidad para estresarse o no hacerlo es individual y de cada uno. El estrés es la capacidad que tiene el organismo de adaptación a situaciones nuevas. El distrés es cuando esa adaptación no es buena, cuando son demasiados los estímulos que hay y entonces la persona se distresa. Porque el estrés es normal, es esa elasticidad que tenemos para captar las situaciones novedosas”, dijo la especialista.

Sin embargo, la personalidad tiene mucho que ver en las actitudes que tomamos frente a situaciones estresantes.

“Hay personas que son capaces de tener más adaptación y movilidad y aceptan las situaciones nuevas, y hay otras que no, que son más rígidas, inflexibles o desordenadas. El orden tiene muchísimo que ver, pero no debe ser rígido, porque si alguien es ordenado pero muy estricto, apenas aparezca algo que rompa ese orden, va a sentir distrés”, explicó Moreschi.

La psiquiatra explicó que la persona que no posee ningún tipo de orden probablemente tenga que estar empezando todo el tiempo las cosas porque, justamente, no tiene un orden incorporado. Entonces, “las personas flexibles y más o menos ordenadas cuentan con una capacidad mayor de afrontar los estímulos. Esto tiene que ver mucho con lo familiar. Hay familias donde hay un desborde permanente porque hay cambios, no hay orden, no existe diferencia entre lo importante y lo urgente. Estas cosas influyen mucho en estar más o menos estresados”, aclaró Moreschi.

Y advirtió que cuando a las personas les pasan muchas cosas estresantes y, al contrario de quienes se angustian mucho, no reaccionan pueden estar manifestando una negación, un no registro de lo que les pasa. “Otras son las personas capaces de absorber muchas actividades y novedades, que se relacionan con esas condiciones de ser flexibles y ordenados al mismo tiempo y facilitan el afrontar el estrés”.

Cómo afecta al cuerpo

Cuando nos estresamos una serie de reacciones se suceden en el cuerpo, más allá de la forma en que enfrentemos las situaciones. El cuerpo se prepara para la lucha o la huida. Uno de esos “preparativos” incluyen la liberación de cortisol, la “hormona del estrés”, al torrente sanguíneo. Si esta hormona está a un nivel alto en forma constante, puede afectar la salud.

La doctora Laura Maffei, (MN 62441), endocrinóloga, directora de Maffei Centro Médico, señaló a Infobae: “El estrés crónico se han asociado con un mayor riesgo de desarrollar trastornos mentales como la depresión y el trastorno de estrés postraumático. Además, pueden contribuir al desarrollo de problemas físicos como la obesidad, la hipertensión arterial, los trastornos del sueño, los problemas digestivos y una disminución de la función inmunológica. El estrés crónico perturba la capacidad del organismo para regular la síntesis de cortisol”.

La mejor manera de disminuir los niveles de cortisol de nuestro organismo es intentando reducir aquellas cosas que desencadenan su producción. “Una manera de hacerlo es precisamente aplicando cambios simples en nuestro estilo de vida que nos ayuden a relajar el sistema nervioso, reducir el estrés y recuperar el bienestar”, recomendó la especialista.

El poder de la resiliencia

Las diferencias en el modo de afrontar las situaciones problemáticas de la vida nos conducen a un concepto ya extendido que es el de resiliencia.

“Hay personas a las que les pasan cosas y pueden readaptarse muy fácilmente, a pesar de que sean situaciones realmente críticas, porque tienen una capacidad de resiliencia. Esto es personal, hay gente que la tiene y hay gente que no, pero se trabaja”, definió Moreschi.

La resiliencia, según la American Psycological Association (APA), es la capacidad del ser humano de adaptarse o de crecer ante la adversidad, un trauma, una tragedia, una amenaza o fuentes de tensión significativas como problemas familiares, de salud, estrés laboral o problemas financieros.

No significa vivir constantemente en modo positivo, huyendo de la realidad y no prestando atención a los problemas reales, sino que la verdadera resiliencia procede de un análisis interior y de una capacidad de aprendizaje y superación.

“Para aumentar la resiliencia se puede trabajar en terapia. También hay tratamientos como el mindfulness y la meditación que incrementan la capacidad de resiliencia y disminuyen el estrés”, afirmó Moreschi.

Mindfulness o atención plena es una de las prácticas más efectivas para aumentar y potenciar la serenidad, y tratar estados de angustia, estrés, depresión, entre otras afecciones. Como concepto psicológico es la concentración de la atención y la conciencia, basada en la meditación budista, que ayuda a entrenar la mente para aceptar con amabilidad el momento presente.

7 formas de construir resiliencia

La American Psycological Association recomienda:

1. Apoyo de los seres queridos. Es importante establecer buenas relaciones con familiares, amistades y otras personas importantes en la vida. Aceptar ayuda y apoyo de personas que nos quieren y escuchan, fortalece la resiliencia.

2. Evitar ver las crisis como obstáculos insuperables: no se puede evitar que ocurran situaciones que producen mucha tensión, pero sí cambiar la manera como se las interpreta y reacciona. Tratar de mirar más allá del presente y pensar que en el futuro las cosas mejorarán.

3. Aceptar que el cambio es parte de la vida: es posible que como resultado de una situación adversa no sea posible alcanzar ciertas metas. Admitir las circunstancias que no se pueden cambiar ayuda a enfocarse en las que sí se pueden cambiar.

4. Moverse hacia las metas: hacer algo regularmente que permita moverse hacia nuestras metas, aunque sea un logro pequeño. En vez de enfocarse en tareas que parecen que no se pueden lograr, preguntarse acerca de las cosas que se pueden conseguir hoy y que ayudan a caminar en la dirección hacia la cual se quiere ir.

5. Cultivar una visión positiva de sí mismo. Desarrollar la confianza en nuestra capacidad para resolver problemas y confiar en la intuición ayudan a construir la resiliencia.

6. Nunca perder la esperanza. Una visión optimista permite esperar que ocurran cosas buenas en la vida. Tratar de visualizar lo que se quiere en vez de preocuparse por lo que se teme.

7. Cuidar de sí mismo. Prestar atención a nuestras necesidades y deseos. Realizar actividades que nos hagan disfrutar y sean relajantes. Ejercitarse regularmente. Cuidar de sí mismo ayuda a mantener mente y cuerpo listos para enfrentarse a situaciones que requieren resiliencia. La meditación y las prácticas espirituales ayudan a algunas personas a establecer relaciones y restaurar la esperanza.

NAM/Infobae

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