viernes 26 de abril de 2024

¡EN LAS PROFUNDIDADES DEL MERCADO GUAJIRO! Crónica de muerte de otro ícono de Maracaibo (Primera Parte)

¿Quién no llegó a comprar alguna vez en el grande, pujante y ostentoso ‘Mercado Guajiro’ de Maracaibo? Allí resolvían su pinta de diciembre, desde gente de clase media hasta personas de un estrato social un poco más acomodado y la razón es que allí se vendía variedad y calidad, pero ¿Qué hubo antes de este comercio y qué pasó luego con el prometedor mercado? Presentamos, en dos entregas, la crónica y la realidad.

El año 1938, en la avenida 2 ‘El Milagro’, por las inmediaciones de la plaza ‘El Buen Maestro’ se encontraba la sede de Malariología del estado Zulia, allí se guardaban los camiones Dempster- Dumpster del aseo urbano de la ciudad de Maracaibo.

La señora. Mística Guerrero relata que, en aquella época, los pitos sonaban como el pito de ‘la Zulia’ (Cervecería Zulia); a las 6.00 de la mañana, a la hora del almuerzo y a las 5.00 de la tarde cuando se marchaban los trabajadores.

Era otra Maracaibo, una Maracaibo impulsada hacia el progreso, una ciudad que apenas comenzaba a recibir un poco de lo que daba como capital de un rico estado petrolero.

Al Mercado Guajiro de Maracaibo se llega desde la avenida Circuncalación 2 hasta la esquina que lleva hacia la avenida El Milagro. Se sitúa diagonal a la plaza del Buen Maestro y al parque La Marina. También se accede desde la avenida Milagro Norte y desde la propia avenida El Milagro, tal como lo muestra el mapa.

Antes del mercado

Desde su casa, la señora Guerrero podía visualizar como llegaban los empleados del Aseo Urbano para embarcarse en sus camiones compactadores –los cuales eran una verdadera novedad para Maracaibo- y salían a cumplir su función de recolección de los desechos.

Los camiones Dempster- Dumpster llamaban poderosamente la atención por su forma, el vehículo mantenía una especie de recipiente donde se colocaban los desechos sólidos y posteriormente un elevador podía subirlo al camión sin necesidad de que el trabajador se bajara de la maquinaria. Hoy día se extraña aquella tecnología que avizoraba que, para estos tiempos, los compactadores serían aún mucho más modernos y ya sabemos la realidad.

Se derrumbó como El Saladillo

En tertulias, jóvenes y niños se acercaban a husmear y a hablar con los trabajadores del Aseo Urbano, no faltaba uno que otro enamorado con una muchacha del sector; “lastimosamente todo se acabó con el gobierno de Rafael Caldera”, relata la señora con una mirada que la regodea a su pasado.

“Se formó una huelga –relataba con un dejo de emoción nostálgica, doña Mística- mandaron a desalojar a todos los que vivíamos a los lados, sólo se escuchaban disparos. Los trabajadores, que peleaban y defendían sus derechos, se saltaban a las casas; me acuerdo que en casa les prestábamos trapos con agua para taparse la cara y esconderlos mientras los buscaba la policía, ¡Que gobierno tan malo! nunca conocí lo que era una bomba lacrimógena hasta ese día; lanzaron una a casa y mi primo que había estado en el ejército la devolvió”.

Después de varios días, a uno de los trabajadores lo mataron de un tiro izando la bandera de Venezuela, más nunca volvimos a ver a los del Aseo allí, los desalojaron y eso que hacían un buen trabajo”.

Y llegó el mercado

Luego de mucho tiempo, el terreno quedo abandonado hasta que dispusieron allí el Mercado Guajiro. Un mercado donde podías comprar de todo, desde polvo sonrisa, baberos, mosquiteros, ropa panameña, ropa ‘maicaera’, almuerzos, comida, gomas, todo en un solo lugar y con el tiempo, fue creciendo en locales, en variedad y en calidad.

Se hizo famoso por la venta de ropa, de ropa de buena calidad; jean, camisas, calzados de todos los tipos, vestidos para damas, ropa infantil, entre otros artículos.

Hace 40 años los sectores aledaños como Nuevo Mundo, Leonardo Ruiz Pineda y Puntica de Piedra mostraron un mejor rostro gracias al mercado: las calles se encontraban asfaltadas, el transitar de vehículos y peatones era más concurrente que en otrora.

Si estabas en el barrio y llegabas a la avenida, el local más grande, el que esta de tapón, ese es el Mercado Guajiro. Al entrar te saludaban vendedores y carretilleros, todos tienen puestos bien organizados se ubican por pasillos; ropa de caballero, de dama, de niños, accesorios, relojes, calzados, cosméticos.

Al fondo se podía oír la música de Las Chicas del Can, Argenis Carruyo, Súper Combo Los Tropicales y pare de contar; todos en el sitio se conocían, era como entrar a casa de una familia numerosa, donde la mayoría de sus integrantes te ofrecían algo diferente.

“El ambiente era ameno –recuerda Mística-  cordial, grato, muy alegre; allí los comerciantes se olvidan de la situación en sus casas, al Mercado se viene a trabajar, se merienda y almuerza allí mismo. La Señora Carmen vendía los almuerzos como los pedía la gente: pescado, pollo o carne; bollitos pelones, patacones”.

La memoria de Mística viaja en el tiempo y se sitúa en el lugar como si ahora mismo lo estuviera viviendo: “Por su parte, el flaco vendía las mejores avenas y chocolate caliente de la bolita del mundo, lo mejor lo conseguías allí”.

Debido a su diversidad económica, el Mercado Guajiro aglomeró a muchas personas, se trasladaban desde sitios muy remotos para comprar allí. En diciembre las colas de carro en el estacionamiento llegaban hasta el Parque La Marina, se podía observar la aglomeración de gente a sus alrededores.

Estar dentro del Mercado era trasladarte a otra ciudad, dentro de sus instalaciones los comerciantes que allí se encontraban eran una familia en una realidad paralela. En sus tiempos fue un punto de lucro para muchos. Le dio vida a las noches marabinas, sus reflectores alumbraban como la luz de la luna, decían muchos.

Decadencia y muerte

Con el pasar de los años y la mala política que venía deteriorando la economía del país, poco a poco el mercado dejo de tener ese auge que lo caracterizaba, muchas personas ya no visitaban sus inmediaciones, la mayoría de sus puestos estaban con las santamarías abajo y los delincuentes se iban llevando lo poco que quedaba, desde los candados hasta las láminas de zinc. Poco a poco la diversidad económica de la que muchos hablaban y se regodeaban dejo de existir.

Actualmente sólo queda una fantasmal estructura y en las noches puede observarse la soledad en sus inmediaciones, ya no hay vendedores y mucho menos carretilleros. Nadie cuida sus instalaciones, ya no se escucha la música de Argenis Carruyo y su Orquesta o del Súper Combo Los Tropicales ni las ofertas en los remates de ropa y calzados.

Pocos recuerdan lo que fue una vez aquel mercado, la mayoría de sus comerciantes emigraron, otros han fallecido; la nueva generación no sabe que es ese lugar abandonado. Hoy sólo queda chatarra en su interior.

Un cascarón con cubículos abandonados, deteriorados. En sus inmediaciones realizan quema de plástico, lo cual se convierte en un problema de salubridad para la comunidad en general.  Muchos añoran el mercado, ese movimiento económico para darle otra cara a lo que una vez lleno de vida al sector.

En la próxima entrega ahondaremos más en el desolador escenario que hoy es el Mercado Guajiro, y lo que la comunidad pide que la municipalidad para ese espacio.

Continúa…

NAM/Arelys Munda

Síguenos en nuestras redes sociales para que tengas toda la ¡INFORMACIÓN AL INSTANTE!

Visita nuestro sitio web https://noticiaalminuto.com/

Twitter: https://bit.ly/3kpAtzz

Instagram: https://bit.ly/3jh0TnE

Telegram: https://bit.ly/3Dvclo3

Grupo de WhatsApp: https://chat.whatsapp.com/GlOEXjCuQ5I1uQbVzZig4m