Hasta ahora, la misericordia de Dios es la que ha impuesto todo su poderío para evitar muertes en la región zuliana, en medio de la escalada terrorista, generada por las manos perversas de las mafias que ordenan lanzar artefactos explosivos a quienes se nieguen a pagar la «obligadita vacuna».
Entre tanto, organismos de seguridad municipales, regionales y nacionales, pierden terreno ante el desafío descarado de grupos hamponiles que buscan cosechar en negocios donde no han sembrado, requiriendo sumas cuantiosas en dólares.
En los últimos dos meses, las organizaciones delictivas -ninguna de ellas ha asumido la autoría- han lanzado cerca de 12 granadas fragmentarias, situación que ha aumentado la angustia entre comerciantes, empresarios y ciudadanos comunes.
El primero de los casos fue en el sector La Lago de Maracaibo, lugar donde explotó un artefacto en la residencia de un reconocido médico del área estética.
Luego, Licores SM del sector Gallo Verde, fue estremecida por la acción de las balas, posteriormente arremeten contra las sucursales de ese grupo licorero en San Francisco y Cabimas.
Más adelante, el ‘psicoterror’ vuelve a resurgir en la Cañada de Urdaneta con dos granadas fragmentarias impactadas contra un taller de latonería y pintura automotriz y posteriormente en una vivienda de un empresario de esa localidad.
La cronología de estos hechos repudiables, a todas luces evidencia un reto de las mafias a las instancias de poder en la región, no dudamos de las operaciones de inteligencia que se vienen desarrollando para contrarrestar estas acciones, sin embargo, hace falta más contundencia, porque de lo contrario la interrogante de este titular no será despejada y al final seguirá ¡EL ZULIA EXTORSIONADO!
NAM/José Andara
