Fue apenas a principios de 2022 cuando funcionarios de la Fiscalía del Ministerio Público, en Tarapacá, en el norte de Chile, escucharon por primera vez sobre la presencia del Tren de Aragua en su país y se enteraron porque fueron detenidas un grupo mujeres de nacionalidad peruana ingresando ketamina por la frontera.
“En sus declaraciones señalaron que habían sido obligadas a traer la droga a Chile. Era algo nuevo. Y ahí salió, por primera vez, el nombre Tren de Aragua. ‘¿Qué es eso?’, dijimos nosotros. Tuvimos que googlear. Así empezamos a estudiar y a preguntar. Nos contactamos con otros países y nos dimos cuenta de que esta era una mega organización que actuaba en Perú, en Brasil y en Ecuador también”.
Las palabras son de Raúl Arancibia Cerda, Fiscal de la Región de Tarapacá designado para coordinar las causas por el fiscal nacional Jorge Abbott. Su objetivo era dar una mirada nacional al impacto de la banda en la inseguridad y abordar estratégicamente a la organización criminal.
»Nosotros no sabíamos de su existencia, hasta que empezaron a ocurrir ciertos hechos que lo fueron delatando, pero desde el primer minuto que nosotros descubrimos la existencia de esta organización, hace un poco más de un año y medio, no hemos dejado de investigarla, ni su asentamiento en Chile”.
Tres golpes contundentes
Hasta ahora hay tres hitos en el desbaratamiento de la organización en la zona norte de Chile.
El primero ocurrió en marzo del 2022, “cuando se detuvo al principal cabecilla, otro en enero de este año y esta última (el 17 de mayo), porque pudimos descubrir toda una línea de negocios de ellos que significó la compra de dos buses propios, y con los cuales estaban traficando personas y trasladando droga”, detalla Arancibia, quien con un equipo de sabuesos tiene contra las cuerdas a la temida organización delictiva nacida en Venezuela en 2010.
El Ministerio Público ha identificado al menos a 350 miembros del Tren de Aragua que se han instalado en Chile. De ellos, 123 ya están en la cárcel y con sendos procesos judiciales.
Arancibia ocupa el cargo desde 2016 tras ejercer como fiscal adjunto jefe de Alto Hospicio. Antes había integrado la terna formulada por la Corte de Apelaciones de Iquique junto con los abogados Paula Arancibia y Rubén Villalobos.
El abogado de 58 años es egresado de la Escuela de Derecho de la Universidad de Chile. Se integró al Ministerio Público en 2002 cuando fue designado como fiscal adjunto jefe de Iquique. En 2004 asumió la jefatura de la Fiscalía de Alto Hospicio donde se ha mantenido hasta hoy, alternando sus funciones con la subrogancia en la Fiscalía Regional.
Hoy la Fiscalía de Tarapacá lidera las investigaciones sobre la banda criminal, en coordinación con otras siete fiscalías regionales. Y en las numerosas causas judiciales abiertas contra miembros de esa agrupación criminal se han detectado delitos como tráfico de migrantes, de drogas y de armas, además de secuestros, explotación sexual, extorsión y homicidio.
Su primer gran golpe en el norte de Chile fue la detención de 11 personas en distintos puntos del país. Uno de ellos era un sicario venezolano, David Landaeta Garlotti, alias Satanás, extraditado en enero pasado a Venezuela. “No es que esta gente venga de Caracas a Iquique, sino que ellos van pasando por diversos países, y de muchos han arrancado cuando la cosa se les ha puesto complicada”.
NAM/Versión Final
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