Caracas siempre amanece a la espera de un segundo terremoto de gran magnitud por ser considerada zona sísmica, pero además, los pronosticadores expertos en estudios sísmicos, revelaron que el tiempo proyectado para que se registrase otro movimiento tectónico que produjera un terremoto en Caracas, similar o peor, venció hace ya varios años. Sin embargo, no es un vaticinio de mal agüero. Por alguna razón, desde el 29 de julio de 1967, en Caracas no se ha suscitado otro evento de tal magnitud, apartando la tragedia de Vargas en 1999 y otro movimiento telúrico fuerte, pero de menor intensidad que no tuvo incidencias.
Celeida Sánchez tenía 21 años. Tomó un autobús desde la ciudad de Anaco, en Anzoátegui, un pequeño asentamiento oriental y tomó destino hacia Caracas, pues iba iniciar sus estudios universitarios en la Universidad Central de Venezuela. Aquel autobús de Expresos de Oriente, arribaría al capital justo a las 8.25 de la noche de ese día.
Celeida no puede olvidar lo que vivió en ese momento: “Nosotros en el bus no sentimos ningún temblor, es más, recuerdo que eran las 8.25 minutos cuando transitamos el este de Caracas con destino al terminal Nuevo Circo, donde antes llegaban todos los autobuses y ya lo más fuerte del temblor había pasado, pero sí vi gente afuera, mucha.
Celeida, una muchacha de pueblo que jamás había ido a una ciudad tan grande como Caracas grabó en su memoria tal impresión: “Lo primero que me impresionó de la ciudad fueron sus enormes edificios y autopistas, algunas en construcción, pero rápidamente aquello se desvaneció cuando comencé a ver gente saliendo como loca de los edificios, con las manos en la cabeza, llorando, desesperadas y mirando al cielo como pidiendo clemencia”.
La entonces joven, hoy docente universitaria en su adorada UCV, recuerda que lo que más la estremeció fue ver –de lejos- la devastación de algunos edificios y gente desnuda en la calle: “Por los Palos Grandes, se veían escombros, montañas de escombros y edificios inclinados y otros muy dañados. Se veía grietas en las calles, grietas grandes y mucha gente desnuda que salió despavorida al sentir el temblor sin tiempo a vestirse ni a nada. Muchos lloraban por sus seres queridos y vecinos tapiados bajo los escombros de los edificios”.
Detalles del terremoto
Un primer detalle que el colectivo recuerda con gran claridad e impacto, fue el tema de la cruz de la Santa Iglesia Catedral de Caracas.
Era una cruz de hierro de gran tamaño que, en los momentos más intensos del movimiento y ya para el final de éste, la cruz se desprendió de la cúpula de la estructura y calló sobre la acera contigua a la Plaza Bolívar.
Los caraqueños aseguran que en el preciso momento en el cual la cruz cae y queda, prácticamente, enterrada en la acera, dejó de temblar.
Esa imagen, se apreció durante años y años, y cada 29 de julio, los caraqueños acudían a la Catedral y justo sobre la imagen impresa en la acera, encendían velas y colocaban flores para orar por las víctimas y dar gracias a Dios porque Caracas más nunca vivió otro momento igual.
La pavorosa grabación
Grabado quedó como para una evocación eterna el momento en el cual se realizaba una producción musical en los estudios Sonomatrix de Venezolana de Televisión. Esa grabación daría después la vuelta al mundo cuando, gracias a la tecnología y al Internet, se difundió aquel espeluznante sonido como sacado de una película de horror.
Los estudios Sonomatrix estaban instalados en la cuarta calle de Carapa, en Antímano, Caracas.
Aun cuando se llegó a especular de que los niños que se escuchan en la espantosa grabación, estaban en el estudio al momento del temblor, fue suficientemente aclarado que esos niños jamás estuvieron allí, porque lo que se realizaba, justo al momento de producirse el terremoto fue un montaje de pistas sobre las voces de la coral de niños ya grabada.
Se trataba de un musical navideño a estrenar ese diciembre, que sería interpretado por la coral infantil Armonía Navideña, dirigida por el profesor Sebastián Padrón y la canción se titula “Mi Navidad”. Alejandro López, técnico de sonido efectuaba junto con Tulio Enrique León, organista y Germán Narváez, compositor, los arreglos en “Play Back” de ese tema musical.
Se entiende por “Play Back” el proceso que permite colocar, sobre algo ya grabado, otra voz, instrumento o efecto, de allí que se note calma absoluta en las niñas que se escuchan interpretando el villancico y no como es de presumir, pánico y abandono del estudio de grabación.
El momento del temblor
López deja los micrófonos abiertos –sin proponérselo, solo fue cuestión de una acción por intuición y supervivencia- Asimismo, quedaron en funcionamiento la consola y los grabadores cuando todos ellos, López, León y Narváez abandonan el estudio al momento de sentir el fuerte sismo.
En la cinta que recibía la grabación ya hecha por las niñas y donde debían colocarse los efectos de órgano quedó grabado el pavoroso ruido que se reproduce a continuación:
Ficha técnica
El terremoto de Caracas se registró a las 8.05 de la noche del día 29 de julio de 1967, con una intensidad registrada de 6.5 a 7.0 en la escala Richter con epicentro en el Litoral Central (La Guaira) donde también se sintió.
Las coordenadas del epicentro fueron: 10°41′N 67°24′O / 10.68, -67.4Coordenadas: 10°41′N 67°24′O / 10.68, -67.4
Su profundidad fue de 15,9 Km
Su duración: 35 a 40 segundos
Víctimas: 236 contadas, más de 500 proyectadas y más de 2.000 heridos.
NAM
