Con la participación de los alumnos de las Escuelas Básica, Néstor Luis Pérez y Octavio Hernández, se realizó este martes un conservatorio en homenaje al natalicio del Monumental de la Gaita, Ricardo Aguirre, actividad realizada en los espacios del Museo de la Gaita, Humberto “Mamaota” Rodríguez, institución adscrita a la Secretaría de Cultura.
Memo Larreal, invitado especial, tuvo la virtud de hablar del grande de la gaita Ricardo Aguirre a los jóvenes invitados, quienes con atención escucharon las infinitas anécdotas vivida a lo largo de su vida. “Compartí ratos muy agradable en compañía de este insigne personaje por El Saladillo, el cual es uno de los pocos gaiteros de aquella época de oro de la gaita. Uno de esos personajes que no volverán a salir”.
Figuras de la gaita como Danelo Badell, Alves Aguirre, hermano de El Monumental, Jesús Villalobos y la Nena Aizpurua, asistieron a la actividad y compartieron impresiones sobre la trayectoria del gaitero y compositor que en su oportunidad dedicó dos de sus mejores interpretaciones a su madre, como Madre de Pedro Colina y Madre Adorada de Eurípides Romero.
El grupo de gaita teatro “Homero Montes”, escenificó un pieza sobre la vida y obra de Ricardo Aguirre, quien nace en Maracaibo el 9 de mayo de 1939. Fue el cuarto hijo de de Luis Ángel Aguirre e Ida Cira González, quienes procrearon seis varones con gran sensibilidad y destreza para la música.
Memo Larreal refirió que “Ricardo Aguirre, demostró desde muy joven actitudes para tocar el cuatro, la guitarra, el piano y la percusión gaitera. Poseía un canto muy afinado y voz vigorosa, con notas altas atenoradas y las graves lo definía como barítono aterciopelado”.
El Monumental demostró a través de las cartas que escribía a su madre, desde Rubio, estado Táchira, un gran talento para transmitir sentimientos, emociones para tocar el alma de los demás con sus creaciones. Fue un artista popular por excelencia.
Con la agrupación Cardenales del Éxito interpretó sus más exitosos temas. Como autor e intérprete basó su obra en cuatro pilares fundamentales: el primero a la alabanza a la Virgen de Chiquinquirá, el segundo la protesta, la gaita reivindicativa, el tercer pilar fue su canto a la alegría, a la celebración de la vida, y el cuarto tiene su base en las gaitas que expresa su amor a las tradiciones, las crónicas cantadas.
Así tenemos Mi Chinita, de Jairo Gil y Reina Morena, la Guayana Esequiva, La Parrandera, La Picapica, la Boda del Cachicamo, Los Piropos, La Flor de la Habana y Remembranzas I y II, entre otras.