¿Te ha pasado alguna vez que te has molestado con alguien cercano o no por lo que esa persona le hizo a alguien que no eres tú?
No estoy hablando aquí de las cosas atroces que vemos en las noticias, hablo de dejar de hablar a una amiga porque notaba que esta amiga peleó con otra amiga y tu te teñiste de su rabia desde cómo lo vivió una de ellas.
Recuerdo que una vez tuve una conversación con una persona que aprecio mucho porque notaba un trato distante, algo cortante y para mí era importante la relación; además trabajábamos juntas. Cuando hablé para conversar de lo que observaba y como me sentía, me dijo que no estaba de acuerdo con algo que según ella había hecho a otra persona; en fin, era obvio para mí en ese momento que la otra persona era más importante para ella; sin embargo, le hice una petición y fue algo así: «Te pido que si decides alejarte de mí, sea por algo que te haya hecho a tí, aún cuando no escuchaste mi versión y además creo que es algo que solo le corresponde resolver a las personas involucradas, ojalá puedas pensar en esto y si hay algo que te haya hecho a tí, soy toda oídos.»
He estado varias veces en el medio de discusiones y mal estar entre amigas, hermanos, sobrinos, incluso pareja de amigos y he mantenido una posición de escucha, hacer lo mejor por entender cuando me buscan para conversar, pero marcando que eso no implica ser del equipo de una u otra parte. Podré estar de acuerdo o no, podré pensar que no estuvo bien de una parte, pero no me convertiré en el Juez que condena, esa parte no me corresponde, no me toca, ni siquiera cuando el problema es directamente conmigo.
Condenar para mí, es ponerse desde la perspectiva de SER PERFECTO, que cree que todo lo que hace está bien y los equivocados son los demás. Yo he herido a gente que amo y me he sentido herida tambien por gente que amo, y duele porque es gente cercana. Así que decido ver mi responsabilidad en ello, pedir disculpas si me corresponde y hacerme cargo de lo que pueda, el resto, está del otro lado y cada quien tiene su proceso.
Estoy convencida de que en todo problema siempre hay una conversación posible, teñirse de peleas de otros, solo promueve el rencor entre las personas cercanas con las que se comparte lo más hermoso que tenemos: ¡LA VIDA!
