Sin embargo, reconocer la existencia de este enemigo interior es el primer paso hacia la ¡LIBERACIÓN! Observar nuestras propias acciones, pensamientos y emociones nos permite identificar su influencia y desafiarla. Es un viaje de autoconocimiento y autocompasión, donde debemos cuestionar las voces que nos limitan y buscar una conexión más profunda con nuestro verdadero ser.
Cuidado con esa voz que susurra en nuestra mente y que no solo nos atormenta con sus juicios implacables, sino que también afecta la forma en que recibimos el reconocimiento y las críticas de los demás. Nos volvemos vulnerables a las opiniones ajenas y tendemos a creer más en las críticas que en los elogios.
El enemigo interior se alimenta de nuestras inseguridades, convenciéndonos de que somos indignos de amor, éxito y aceptación. Como resultado, cuando alguien nos critica o nos señala nuestros supuestos defectos, su voz resuena en nosotros con una fuerza desmedida. Aceptamos esas críticas como verdades absolutas, reforzando aún más la creencia de nuestra propia insuficiencia.
Curiosamente, cuando recibimos elogios o reconocimientos, nos volvemos escépticos. Descartamos las palabras amables, creyendo que no pueden ser sinceras o que no las merecemos. Nos cuesta internalizar los elogios, porque el enemigo interior nos susurra que no somos lo suficientemente buenos como para merecerlos.
Este fenómeno nos atrapa en un ciclo negativo. Nos aferramos a las críticas, dejándolas talladas en nuestra autoestima, mientras los elogios se desvanecen en el viento. Nos convertimos en prisioneros de la negatividad, cuestionando constantemente nuestra valía y buscando la aprobación externa para sentirnos validados.
Para liberarnos de este patrón, debemos tomar conciencia de que las críticas y los elogios de los demás no definen nuestra verdadera valía. Reconocer la presencia del enemigo interior nos permite cuestionar esas voces negativas y desarrollar una confianza interna más sólida. Somos seres imperfectos en un proceso de crecimiento y aprendizaje constante. Valorarnos a nosotros mismos y reconocer nuestras fortalezas nos ayuda a compensar que la persona a la que más debes gustarle es a ti mismo.
NAM/Laura La Rosa Colmenares/Coaching
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