Inicio con esta frase de Aristóteles “Somos lo que hacemos repetidamente, por tanto, la excelencia no es un acto, sino un hábito”.
«RUTINA» una palabra que genera terror y es que para muchos significa aburrimiento, frustración, inclusive se le atribuye al fracaso de muchas relaciones de pareja y a veces la utilizamos para referirnos al vacío que existe en nuestras vidas, la pesadez, etcétera.
Muchas personas llaman a las repeticiones positivas «Hábito» y a las negativas, Rutina o costumbre. Me pegunto ¿Es posible lograr el hábito de algo o la costumbre sin la repetición? ¿Sin la consistencia? ¿Sin la rutina? De hecho, si buscas las definiciones, todas, de cualquier forma incluyen la satanizada palabra.
Por otro lado, la mayoría de las cosas que hacemos a diario son repeticiones: «Rutina»; levantarnos, hacer una oración, dar las gracias, cepillarnos los dientes, desayunar, ir al trabajo o hacer las labores del hogar, entre otras.
Creo que así como hay malos y buenos hábitos, malas y buenas costumbres, también hay males y buenas rutinas. La diferencia para mí es que te pases repitiendo cosas sin sentido y sin propósito, allí está el pecado capital y no en la rutina en sí misma.
La semana pasada les hablé del Cerebro Reptil, el responsable de la acción, de la impulsividad, del presente, de la creación de hábitos, creencias y afines y educarlo implica practicar, es decir, hacer y hacer de manera repetida eso que deseas para ti. Eso de que la práctica hace el maestro no se logra sin una buena rutina. Primero se gatea, luego se camina para después correr, por lo cual crear el hábito que quieres, implica que veas la RUTINA como un proceso necesario e importante para el logro.
NAM/LAURA LA ROSA COLMENAREZ
Consultant / Coach
Ontological Coach / Executive
DO / Culture / Climate / Change
ORGANIZATIONAL DEVELOPMENT
(+58) 414-0740076
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