Los juicios que entregamos es la forma como vemos el mundo e interpretamos lo que vemos. Desde el coaching existen los juicios fundados que son los que acompañamos de evidencias (afirmaciones) y los infundados del cual no tenemos evidencias pero eso no impide que los lancemos como puñales de certezas.
Sobre todo de lo que vemos, observamos, incluso de lo que no vemos nos hacemos juicios y por sí solos pueden parecer inofensivos hasta que los vestimos de verdad sin derecho a réplica; pintamos esa idea en nuestra mente de algo o de alguien y los lanzamos como puñales sin saber que pasa realmente del otro lado.
¿Te ha pasado? ¿Te ha pasado que vas a una conversación con alguien y sin mediar palabras solo te han lanzado un puñal de juicios vestidos de verdades? ¿Lo has hecho tú? Tal vez alguien también te haya dicho «No hables sin saber». «Pregunta antes de disparar». a mi me ha pasado de los dos lados.
Las conversaciones están llenas de juicios y tener más conciencia sobre el tema nos permite reflexionar y conversar de manera más empática, considerada y expansiva.
Conversar tiene un poder muy grande en las relaciones humanas. Las parejas que se llevan bien, conversan bien y así pasa en el trabajo, con los amigos, los hijos. Conversar bien no excluye los juicios, pero les da su lugar y el beneficio de la duda para que el poder de la escucha se haga presente. Cuando perdemos la escucha es porque le subimos volumen a nuestros juicios y le restamos importancia a lo que el otro dice.
Estamos continuamente emitiendo juicios, a veces, sin tener autoridad para hacerlo y este mensaje es un llamado para mí a recordarlo y un rebote con todos quienes amablemente me leen cado lunes. Las opiniones, juicios que damos pueden ser descartadas o no.
¿Qué piensas tú?
