¡EL MENSAJE DE LOS LUNES! El desánimo, la niebla invisible || Laura La Rosa Colmenarez

Imagina esos días en los que te despiertas con la intención de hacer ejercicio, pero terminas quedándote en la cama. O cuando planeas empezar un nuevo proyecto, pero al final te quedas viendo series en tu móvil. Esos momentos en los que decides no asistir a una reunión social porque prefieres quedarte en casa. Ese es el desánimo en acción, envolviéndote en una burbuja protectora que, en realidad, te impide vivir tal y como quieres.

Esta sensación, aunque a veces natural y pasajera, se ha vuelto más frecuente en nuestra sociedad actual. Vivimos en un mundo que no está alineado con nuestras verdaderas necesidades, sino con demandas económicas y laborales. La sobrecarga de información y la dependencia tecnológica también juegan un papel crucial, contribuyendo a nuestro desánimo. Piensa en cómo te sientes después de pasar horas en las redes sociales. Esa sensación de insuficiencia y agotamiento también alimenta el desánimo.

En mi experiencia como Coach, he visto y he experimentado cómo el desánimo afecta a muchas personas. No se trata solo de poner parches, sino de abordar las causas profundas. El desánimo es a menudo una consecuencia de otros problemas no resueltos y no necesariamente un precursor de la depresión.

Es fundamental aprender a gestionar esta sensación. No es posible salir de ella sin reconocerla y aceptar que está allí, que la sientes. En ese sentido, es importante entenderla y aceptarla para tomar acciones que nos ayuden a mejorar nuestro estado de ánimo. Reconocer y afrontar nuestras emociones, en lugar de ignorarlas, nos permite vivir con más liviandad y bienestar.

Hoy te invito a reflexionar sobre tu propia experiencia con el desánimo. ¿Qué lo provoca en tu vida? ¿Cómo lo gestionas? Recuerda que es un proceso natural y que cada pequeño paso hacia la comprensión y aceptación de tus emociones es un avance significativo.