Quizá en los países desarrollados, la educación a distancia ha tomado una preponderancia relevante en tanto es un proceso en el cual se hace uso de las nuevas tecnologías, que es lo que está de vanguardia para la dinámica enseñanza-aprendizaje, pero, en el caso nuestro, de Venezuela, aunque se ha avanzado algo en materia de Internet y de tecnología, el proceso necesita nutrirse de la capacitación del facilitador y del aprendiz para que ambos hagan un uso adecuado del sistema y puedan aprehender correctamente.
Con la pandemia, estos procesos que, en Venezuela estaban muy lentos, se tuvieron que acelerar obligatoriamente y, tanto liceos como universidades, tuvieron que diseñar plataformas digitales para poder adaptarse a la formación a distancia en medio del confinamiento.
En muchos casos, el proceso fue empírico y en la mayoría de ellos de ensayo y error. El problema está en que, si el docente no está familiarizado y capacitado para enseñar a distancia y mucho menos el estudiante cuenta con los recursos y la capacidad de aprender bajo ese mecanismo, el proceso se hace retardatario y poco efectivo y es ese el drama que hoy viven muchos de nuestros estudiantes y muchos de nuestros institutos.
Y es que, es complejo en algunas materias que ameritan la presencialidad -por su carácter práctico- poder adaptarse al teletrabajo o a la tele-enseñanza. ¿Cómo evaluar a un periodista en dicción, en locución, en presentación en un estudio si no está el estudiante aplicando lo aprendido y el profesor evaluándolo en físico? Es posible hacerlo, pero con menor eficiencia.
¿Cómo evalúa un profesor de artes plásticas las técnicas que debe aplicar el aprendiz ante un lienzo si no está presente en el momento en el cual el aprendiz va desarrollando su trabajo? Y solo estamos hablando de carreras humanísticas; si lo medimos por las carreras técnicas ¿Cómo puedes llegar a ser capaz de operar un apéndice aprendiendo a hacerlo por Internet? o ¿Cómo sabes si lo que aprendiste por Internet en materia de siembra o de sistemas de riego lo sabes aplicar en la práctica sin hacerlo en el campo? He ahí el drama.
La formación a distancia, es una manera de instruir e impartir conocimientos a jóvenes y adultos que empiezan su proceso académico universitario. Además, se ha diferenciado de otras modalidades de estudio por su flexibilidad, comodidad, donde los estudiantes desarrollan independencia y responsabilidad.
En este sentido, Alfredo Reyes, Profesor de la Universidad Católica Cecilio Acosta (UNICA) de Maracaibo, afirma que esta nueva modalidad de estudio llegó para quedarse, pues cree en una efectividad de las clases a distancia, «según el compromiso del estudiante y del docente».
Este es un punto importante, porque, de acuerdo con Reyes, el aprendiz debe estar suficientemente comprometido y ser más proactivo, ingenioso y creativo para ser él mismo el partícipe de su propio aprendizaje, pero, en los liceos no ofrecen muchas herramientas para que los estudiantes universitarios salgan con este concepto claro, eso hace el proceso más difícil. Venimos de un sistema educativo que por años nos ha enseñado que el profesor enseña y el alumno aprende y la educación a distancia rompe de algún modo con ese paradigma, pues, en éste el alumno debe aprender haciendo bajo la tutoría del facilitador o docente. Por tanto, en los liceos deben formar a los estudiantes bajo esos criterios.
Testifica también, que la educación debe adaptarse a las nuevas tecnologías. “Hacer uso y apropiarnos de esas nuevas tecnologías en pro de una educación de calidad, que nos permita brindar al estudiantado un proceso de enseñanza y aprendizaje, de una manera más efectiva y eficaz”, refirió el docente.
“La educación a distancia no solo ha permitido evitar derrochar tiempo en nuestros estudios, también nos da la oportunidad de poder realizar cualquier cosa mientras estamos estudiando, como: trabajar, asistir a cursos y cualquier actividad fuera del área universitaria”. Señaló.
¿Qué tan eficiente son los estudios a distancia para la formación profesional?
Para Gustavo delgado, Profesor en el área de los estudios a distancia de la Universidad Rafael Belloso Chacín (URBE) de Maracaibo, la eficacia de la enseñanza virtual va dependiendo de la disponibilidad autodidacta, y las condiciones necesarias que pueda tener el estudiante para conectarse, interactuar, investigar, cumplir con las asignaciones pertinentes de las cátedras y las estrategias del docente.
Certifica además, que la necesidad de que los estudiantes tengan clases presenciales es dependiendo de la carrera y sus cátedras. “Los estudios tienen un equilibrio tanto en lo presencial como a distancia. Hay carreras que tienen cátedras que son sumamente prácticas, por lo tanto, el estudiante necesita tener la presencialidad en el aula o en el laboratorio para poder desarrollar sus conocimientos”.
Si ese criterio del cual habla el profesor Delgado, en cuanto a las carreras prácticas, no se asume, el profesional no va salir bien preparado.
Para que un alumno tenga una buena formación estudiantil es necesario además de su compromiso, el apoyo de los profesores para instruir y atender las dudas de cada estudiante. Sin embargo, Wolmary Villalobos, quien cursa el primer semestre de Diseño Gráfico, en la UNICA, afirma no tener una educación a distancia efectiva por no contar con la ayuda de los docentes.
“En la modalidad virtual no siempre contamos asesorías para aclarar nuestras dudas y tardamos en poder contactarnos con los profesores, ya que a veces por problemas de página, ellos no tienen el acceso para comunicarse con los estudiantes y debemos esperar hasta que se solucione la situación”.
Entre otros aspectos importantes que influyen en la formación on-line son las condiciones en las que están expuestos los alumnos. Puesto que, para muchos estudiantes empezar su proceso académico a distancia desde la llegada de la pandemia del Covid-19 ha sido un desafío que les ha tocado enfrentar.
Un ejemplo de ello es Daniela García, estudiante del 7.º semestre de Comunicación Social, mención Desarrollo Social de la UNICA.
Una realidad que todo estudiante vive es el deseo de ser escuchados e instruidos de manera inmediata por los docentes encargados de impartirles conocimientos y una de las maneras más efectiva para los alumnos a fin de desarrollarse como un profesional es la asistencia a la universidad.
“La modalidad presencial es totalmente necesaria, porque es mucho más fácil que los profesores te expliquen a diferencia de leer a través de la plataforma virtual donde se obtiene un criterio o una opinión personal de los temas. Quizás lo que estamos interpretando no sea lo adecuado y por eso se cometen tantos errores. Es por ello que, la presencialidad durante nuestro proceso académico es necesaria, ya que de allí se construye nuestro desarrollo profesional”.
En conclusión, la calidad de los estudios a distancia varía según el contexto, las condiciones y la capacidad que presente cada alumno. Además de la disponibilidad, disposición de los docentes que tienen como tarea garantizar a los estudiantes un proceso de enseñanza, de una manera eficiente, con la utilización de estrategias para introducir temas de la forma más entendible y audaz, mediante el uso de las nuevas tecnologías de comunicación.
NAM/Jerusa Fernández/Pasante
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