El 22 de octubre de 1884, la Conferencia Internacional del Meridiano, reunida en Washington D.C. (EEUU) y con la participación de veinticinco países, acordaba establecer como meridiano cero, con longitud 0º, el meridiano de Greenwich. Hasta entonces, cada país había utilizado sus propios sistemas de referencia.
La necesidad de conocer la propia posición y saber orientarse data de muy antiguo, desde los mismos orígenes de la humanidad, empezando por la necesidad de saber regresar a la cueva o al poblado después de una partida de caza. En un principio la orientación era intuitiva, a partir del establecimiento de sistemas de referencia geográficos. Pero cuando la humanidad empezó a navegar, la cosa se complicó. Para áreas más o menos reducidas, y con la costa a la vista, el sistema terrestre podía más o menos adaptarse. Pero tanto en tierra como en el mar, a la que empezaron a recorrerse distancias más largas, algún tipo de sistematización más sofisticada devino inevitable; muy especialmente en el mar.
Y para todo sistema de referencia se requiere obviamente la adopción previa de un origen, un punto cero a partir del cual se significan el resto de puntos de acuerdo con su posición respecto a él. En este sentido, la idea de meridiano cero está presente desde los mismísimos comienzos de la navegación. ¿Y por qué la de meridiano y no la de paralelo? Muy simple, porque con independencia del sistema de referencia que se adopte, la latitud era, con mayor o menor precisión, determinable desde antiguo a partir del ángulo de inclinación del Sol, mientras que la longitud no. En tierra firme, si sabemos que cuando en Alejandría son las 12 del mediodía (hora solar), en Cartago todavía son las once, podremos determinar, a partir de la medición de la distancia, el arco de paralelo y sus respectivas longitudes, pero esto en el mar no era posible.
Se sabe que en la época helenística se utilizó Alejandría como meridiano cero. Muy probablemente, otros pueblos marineros anteriores como los cartagineses habían utilizado sin duda su propia referencia. Eran ciertamente sistemas cartográficos incompletos, que se complementaban, en un contexto de navegación básicamente de cabotaje, con las referencias de los accidentes costeros, de día, y la orientación según la posición de las estrellas, de noche. Pero con el descubrimiento de América y la globalización de la navegación, la necesidad de un sistema cartográfico de referencia más completo devino un imperativo ineludible.
Cada país fue adoptando el suyo propio, lo cual significa que cada cual disponía de sus propias cartas marinas, que en tiempos de exploración y descubrimiento de nuevas tierras eran, además secreto de estado. España lo situó en Cádiz; Francia lo situó primero en la isla del Hierro y posteriormente en París; Inglaterra en Londres (Grenwich)… En el siglo XVI, el astrónomo y geógrafo Gerardus Mercator lo había establecido en las Azores. Tampoco era extraño que coexistieran cartas en un mismo país con distintos meridianos origen… y con triquiñuelas añadidas que impidieran interpretarlo a quien las desconociera…
Pero a finales del siglo XIX las cartas marinas ya no eran un secreto de estado, y la creciente globalización exigía de un sistema universal homologado. La Conferencia Internacional del Meridiano se llevó a cabo a instancias del presidente de los EEUU Chester A. Arthur. En ella se acordó establecer el Meridiano de Greenwich como meridiano cero. Se acordó adoptar también el día universal y establecer el huso horario en 15º de longitud. Francia rechazó el acuerdo y siguió unos pocos años manteniendo el de París. Al final cedió.
Posteriormente, con los avances en geodesia, los satélites, el GPS –Global Positionig System- y el establecimiento del sistema de coordenadas universal WGS84 –World Geodetic System-, el meridiano de referencia pasó a denominarse IRM –International Reference Meridian-. Se detectó entonces una diferencia de 5,3’’ entre Grenwich y el IRM, situándose este último a 102m al este de Greenwich. Ello se debió a que se utilizó la longitud del meridiano de la estación de seguimiento de los satélites en Baltimore para referenciar el nuevo sistema.
Esta diferencia se puede apreciar en España cuando se pasa por el arco que en la AP-2 anuncia que se está cruzando el meridiano de Greenwich, cerca de Fraga (Huesca). El GPS del automóvil indica la longitud 0º 102m antes de cruzarlo.
NAM/Agencias
