La madrugada del 18 de agosto de 1936, el dramaturgo, poeta y prosista español Federico Garcia Lorca murió fusilado en la carretera que comunica los pueblos de Víznar y Alfacar, en Granada, España.
Sus restos han permanecido enterrados en una fosa común durante más de siete décadas, junto con más de dos mil cuerpos sin identificar, todos ellos víctimas y fusilados de la Guerra Civil Española.
La muerte de García Lorca sigue siendo un misterio al día de hoy, un misterio que podría estar de camino a resolverse.
Y es que una jueza argentina, dedicada a documentar las violaciones de derechos humanos durante el franquismo, ha aceptado proceder con una investigación –gracias a una denuncia– por la desaparición del poeta español de mayor influencia y popularidad del siglo XX.
De 38 años, en 1936. Soltero, escritor, hijo de Federico y María, que tuvo a último domicilio en esta capital, Callejones de Gracia “Huerta San Vicente”.
Con este párrafo comienza un documento clave, encontrado el año pasado y fechado del 9 de julio de 1965 por la tercera brigada regional de la Policia de Granada. En él se revela por primera vez la versión oficial del franquismo sobre el crimen de Lorca, en el que se afirma que fue asesinado por “socialista”, “homosexual” y “masón”.
Memoria histórica
A partir del conocimiento de este documento es que se inició la denuncia por la desaparición del poeta, buscando esclarecer las razones que lo llevaron a su muerte, entre ellas tortura, asesinatos, desapariciones forzadas y sustracción de menores cometidos por la Falange española entre el 17 de julio de 1936 y el 15 de junio de 1977.
En los días previos a su muerte, García Lorca se encontraba en Granada, donde había llegado días antes desde Madrid, ciudad en la que residía. Según explica el documento recién descubierto, la policía realizó dos registros en su domicilio en el lapso de pocos días, por lo que el escritor se refugió en casa de unos amigos suyos, los hermanos Rosales Camacho. Ahí sería detenido entre los últimos días de julio y los primeros de agosto de 1936 gracias a una orden procedente del gobierno.
Una vez detenido, García Lorca fue trasladado a los calabozos del Gobierno Civil, de donde misteriosamente desapareció. Fue fusilado días después en un lugar conocido como Fuente Grande.
El hecho de que la jueza encargada de investigar del caso haya aceptado la denuncia, presentada por la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica, es un paso más para acercarse a resolver una de las muertes más dolorosas para la cultura hispanoamericana. Esta investigación permitirá que históricamente logremos saber cómo y por qué murió Lorca, determinará quiénes son los responsables de su asesinato y, tal vez, ayude a encontrar (y reubicar) el cuerpo del autor de ‘La Casa de Bernarda Alba’, ‘Bodas de Sangre’ y ‘Poema del Cante Jondo’, entre otros.
Mientras tanto, la dirección general de Memoria Democrática de Andalucía ha señalado que en el mes de septiembre se reanudará la tercera búsqueda de los restos del poeta.
NAM/Agencias
