Tal día como hoy, Venezuela concibió a un nuevo hijo, un hijo que se dedicó a demostrar su amor incondicional y eterno hacia el país y la ciudad que lo vio nacer. A través del humor, la poesía y el periodismo luchó por aquellas personas que habían sido invisibilizadas a lo largo de la historia, Aquiles Nazoa.
Escritor, periodista, poeta y humorista, cuya obra proyecta los valores de la cultura popular venezolana. Nació en la barriada caraqueña de El Guarataro (ubicada en la parroquia San Juan), en el seno de una familia de escasos recursos económicos. Fueron sus padres Rafael Nazoa, jardinero y Micaela González.
A los 12 años empieza a trabajar para ayudar a su familia, completando su formación a través del estudio autodidacta.
Entre 1932-1934 se desempeñó en múltiples oficios tales como aprendiz de carpintería, telefonista y botones del hotel Majestic de Caracas y empleado de una bodega, hasta que entra a trabajar en el diario caraqueño El Universal hacia 1935; donde trabaja como empaquetador, luego pasa al archivo de clisés y finalmente aprende tipografía y corrección de pruebas.
Por este tiempo aprendió a leer el francés y el inglés, lo que le permitió en 1938, obtener un puesto como guía turística en el Museo de Bellas Artes. Durante este período fue enviado como corresponsal de El Universala Puerto Cabello, donde colabora en el diario El Verbo Democrático. Un artículo suyo en el que critica la indolencia de las autoridades locales en la erradicación de la malaria, le acarrea una demanda del Concejo Municipal de Puerto Cabello y su posterior encarcelamiento en 1940.
Luego de ser liberado regresa a Caracas, donde ingresa a trabajar en la emisora Radio Tropical y mantiene en El Universal una columna titulada «Por la misma calle». Durante este tiempo es incorporado al diario Últimas Noticias, comenzando a publicar sus poemas humorísticos en la sección «A punta de lanza», firmada con el seudónimo «Lancero».
También en este período se incorpora al semanario satírico El Morrocoy Azul donde desarrolla sus dotes como humorista, publicando con el seudónimo de «Jacinto Ven a Veinte», sus poemas Teatro para leer.
A partir de agosto de 1943, empieza a colaborar en el diario El Nacional. En 1945, aparece en Caracas su libro, El transeúnte sonreído.
Durante estos años, colabora igualmente en las revistas Élite y Fantoches, la segunda de las cuales dirige por cierto tiempo.
En 1948 obtiene el Premio Nacional de Periodismo en la especialidad de escritores humorísticos y costumbristas. 2 años después aparecen sus libros El Ruiseñor de Catuchey Marcos Manaure, idea para una película venezolana,con prólogo de Juan Liscano. En 1953, el Morrocoy Azul pasa al control del gobierno, lo que ocasiona que Aquiles Nazoa y otras periodistas colaboren con la revista humorística El Tocador de las señoras.Sin embargo, al hacerse más difícil la situación política, Nazoa decide marchar al exilio (1955-1958).
De regreso a Caracas, colabora en la revista Dominguito, fundada en febrero de 1958 por Gabriel Bracho Montiel y en marzo de 1959, crea junto a su hermano Aníbal la publicación humorística, Una señora en apuros; de la que sin embargo no llegaron a salir sino unos pocos números. Una situación similar aconteció con El fósforo, aparecido en noviembre de 1960, en el cual su nombre encabezaba la lista de los editores; en definitiva tanto ésta última revista como Dominguito fueron clausuradas por las autoridades gubernamentales a fines de 1960.
Ese mismo año, aparece en Caracas su libro de poemas Caballo de manteca y, a partir de ese momento, sus obras dentro del género poético (ediciones, reediciones, antologías) se hacen más abundantes y son recogidas en la compilación Humor y amor de Aquiles Nazoa, publicada en 1970.
Además de sus obras relacionadas con la poesía, Nazoa produjo trabajos en prosa que incluyen especialmente su ensayo de 1961, Cuba, de Martí a Fidel Castro; Caracas, física y espiritual (Caracas, 1967), que ganó ese mismo año el Premio Municipal de Literatura del Distrito Federal y trabajos de crítica de arte (Mirar un cuadro, Humorismo gráfico en Venezuela); así como numerosas conferencias de divulgación cultural. También en 1966 publicó una compilación titulada Los humoristas de Caracas.
Durante la década de los 70, además de preparar libros como La vida privada de las muñecas de trapo, Raúl Santana con un pueblo en el bolsillo y Leoncio Martínez, genial e ingenioso(publicado después de su muerte), dicta charlas y conferencias, mantiene un programa de televisión titulado Las cosas más sencillas y proyecta la formación de un grupo actoral que pusiera en práctica el «Teatro para leer».
Muere en un accidente de tránsito en la autopista Caracas-Valencia
En su memoria se creó por proposición de Pedro León Zapata, la cátedra libre de humorismo «Aquiles Nazoa», inaugurada el 11 de marzo de 1980.
Durante su etapa adulta ejerció los oficios de escritor, periodista, humorista y poeta, dedicando su vida a valorar y reivindicar la cultura popular venezolana.
Aquiles Nazoa se caracterizó por ser un hombre que amó profundamente a su ciudad natal y su humor fue un elemento de lucha y perseverancia en las causas humanistas y revolucionarias en el país.
El Humor como grito de lucha
El humor que caracterizaba a Aquiles Nazoa se podía apreciar y evidenciar tanto en el periodismo como en la poesía. En el periodismo hay que rescatar que Aquiles Nazoa fue fundador de un periódico que se llamó El pecador de las señoras en donde estuvieron Aquiles y su hermano Aníbal Nazoa. Es bueno decir que Aníbal también fue humorista como lo fue Aquiles.
Nazoa participó en todos los periódicos humorísticos que circulaban por Caracas, entre ellos El Morrocoy Azul. “E incluso en la Universidad Central de Venezuela abrieron una cátedra que es la Cátedra Libre de Humorismo Aquiles Nazoa, que fue creada por Pedro León Zapata, quien precisamente dedicó un homenaje a esa faceta humorística y extraordinaria que tenía Aquiles”.
Su literatura
La obra y pensamiento de Aquiles Nazoa posee un contenido esencial y relevante en la literatura venezolana.
“La calidad de su obra entera es indiscutible. Para los estudiosos de la literatura y los lectores en general su producción literaria es de altísima factura. Sus programas televisivos, insuperables.
Retrató la sociedad venezolana en sus libros, describió los tipos de seres humanos, hizo crítica social valientemente en tiempos en los que en Venezuela la libertad de expresión no era amplia como ahora, tiempos en los que los derechos humanos no eran protegidos ni respetados como ahora.
En los tiempos de Aquiles escribir y hacer periodismo era un acto de valentía. Y él fue uno de los mejores, al servicio de la verdad y de las más dignas causas”, destacó la también escritora.
Malaver consideró que la labor periodística, poética y humorista que emprendió Aquiles Nazoa durante el siglo XX fue una gran bendición que quedó plasmada en el pueblo venezolano.
En su opinión es importante que la nueva generación de periodistas del paìs conozcan su legado y sus enseñanzas.
Destacó que este autor también tiene una gran importancia en lo que representa el periodismo del siglo XXI en el país.
Dos de los personajes principales que tiene el periodismo venezolano son Aquiles Nazoa y Aníbal Nazoa. Aníbal también tuvo una columna en El Nacional que se llamaba La puerta de Caracas y Aquiles escribía con un seudónimo que se llamaba Lancero. Escribió cosas también en función de salvar a esa ciudad que tanto quería.
Uno tiene que escribirlo y nombrarlo siempre para comenzar a vivir como él y poder defenderlo. Una manera de defenderlo es recordándolo siempre como un caraqueño que fue universal por sus textos, poesía y su amor por el mundo”, recalcó Malaver.
Matute coincide con este criterio. Nazoa es una referencia de estudio teórico y práctico.
Nazoa realizó un programa televisivo llamado Las cosas más sencillas, que privilegiaba y mostraba el contenido más allá de los grandes efectos especiales y la tecnología. Su obra y sus comentarios abrieron el pensamiento del pueblo revolucionario.
Aquiles fue hostigado por pensar distinto, por cerrar filas con el pueblo venezolano en la época cuartorepublicana.
Leerlo, reír con sus ocurrencias, reflexionar con sus críticas es la mejor manera de homenajearlo permanentemente. Personas como este poeta caraqueño nos hacen sentir orgullosos de nuestro.
NAM/Agencias
