Cada 13 de diciembre, la Iglesia celebra la fiesta de Santa Lucía, patrona de la vista. Cuenta una antigua tradición que, a la santa le habrían arrancado los ojos por proclamar firmemente la fe y volvió a recobrar la vista.
Según «las actas» de Santa Lucía, ella nació en Siracusa, Secilia Italia. En una familia rica y fue educada en la fe. Su padre murió durante su infancia e hizo voto de virginidad en secreto. Su madre Eutiquia, la animaba a contraer matrimonio.
Santa Lucía acompañó a su madre a orar ante la tumba de Santa Agada para que obtuvieran curación, Dios escuchó sus oraciones y la Santa le dijo a su madre que deseaba consagrarse a Dios y repartir su fortuna a los pobres. El pretendiente de Lucía se molestó y delató a la Santa como cristiana, el juez insistió que desistiera, pero Santa Lucía le respondió «Es inútil que insista. Jamás podré apartarme del amor de mi señor Jesucristo». El juez amenazó con prostituirla y ella contestó «El cuerpo queda contaminado solo si el alma es consiente».
Los guardias no pudieron moverla del sitio donde se encontraba y la sentencia no pudo cumplirse, trataron de quemarla y también fracasaron. Por último, la decapitaron y aun así, siguió suplicando a los fieles para que permanecieran firmes.
en 1894 descubrieron una inscripción sepulcral en las catacumbas de Siracusa con el nombre de Santa Lucía, la mártir que con certeza, vivió en el siglo IV.
NAM/PATRICIA NÚÑEZ (PASANTE)
