viernes 3 de mayo de 2024

¡EFECTO DÓLAR! Levy: «La sensación de mejoría económica no perdurará en el tiempo»

La economía venezolana está en una fase de mutación artificial que se traduce en esa sensación o percepción social de que hay bienestar, bonanza y abundancia económica por el repunte del consumo gracias a la expansión de la circulación de dólares en efectivo en los supermercados, bodegones (productos importados), comercios, empresas, tiendas de centros comerciales y pequeñas empresas en todo el país, en especial en los centros urbanos principales como Caracas, Maracaibo, Barquisimeto, Valencia y Maracay.

Sin embargo, esa burbuja socioeconómica que se ha instalado en el país debido a la dolarización de facto, es solo un espejismo de una realidad muy ambigua y desigual en la se observa focos de población con alto consumo y manejo de ingresos en dólares, mientras que en paralelo hay un grueso de la población que trata de sobrevivir con bolívares, padece graves problemas de servicios públicos y tienen ingresos insuficientes que no solucionan sus problemas de alimentación en sus familias.

En el último semestre de 2019, los venezolanos han tenido la percepción de que existe cierta mejoría en la economía, ya que el flujo de divisas se ha incrementado debido en gran parte a las remesas enviadas desde el exterior y también por el aumento en el abastecimiento de productos de primera necesidad. El envío de remesas inyectó una liquidez en dólares que aceleró la circulación y facilitó la importación de productos, lo cual hizo repuntar el consumo.

Y es que según la economista Sary Levy, profesora de la Universidad Central de Venezuela (UCV), «esta sensación de mejoría es poco probable que perdure en el tiempo, porque desde el Estado no se están diseñando políticas públicas que permitan enrumbar al país a un desarrollo sostenible en el tiempo».

Esto implica que el aparato económico del país no cuenta con el capital ni la seguridad suficiente (confianza y credibilidad para inversiones) que le permita sostener una reforma o nuevas medidas de generación de empleo, recursos, ingresos y estabilidad debido a la falta de financiamiento del gobierno de Nicolás Maduro.

«Todo el mundo ha sentido una aparente mejoría y esto se debe a dos razones principales. La primera es tener los estantes llenos, porque psicológicamente no es lo mismo manejar la escasez cuando no se tiene dinero para comprar algún producto, que no conseguir nada sin importar lo que se haga y el otro elemento es la posibilidad de utilizar divisas en un país que tiene por lo menos 5 millones de inmigrantes», indicó Levy en una entrevista al medio digital HispanoPost.

Es decir, la desigualdad marcada en una brecha socioeconómica entre el grupo de 20% de venezolanos que tienen acceso a dólares y el 80% de venezolanos que no logran generar divisas y solo tienen bolívares, determina una realidad en la que el consumo está prácticamente reservado para el sector de la población (menos de 10 millones de habitantes) que entran en el circuito de la dolarización porque poseen trabajos, inversiones, ahorros, ayudas con remesas de familiares, o incluso actividades ilícitas, que les permiten captar dólares para alimentar esa enorme espiral de consumo concentrada solo en focos de población en las principales ciudades del país.

“Tenemos estas dos fuentes, es decir, la lícita que está ajustada a la ley y otra que no podemos cuantificar con exactitud, que no está dentro del marco legal. Ambas son fuentes de divisas para el pago de consumos y eso genera cierto movimiento en la economía. Se pueden generar ingresos, la contratación de empleados, se pueden pagar impuestos, se alimenta el circuito de la economía, pero este capital no se concreta para situaciones económicas más profundas”, explicó Levy.

Por lo tanto, el proceso de expansión de la circulación del dólar en Venezuela, con sus consecuencias de concentración del capital, del consumo y del bienestar restringido, se debe a que la economía venezolana ahora tiene un motor de generación de dólares que es prácticamente mixto: existe una economía formal en el sector laboral profesional y comercial que capta ingresos en moneda estadounidense actividades de valor agregado cotizadas en divisas.

Pero por otro lado, existe una economía paralela, clandestina, oscura y muy reservada para pequeños grupos delictivos, que generan dólares mediante actividades ilícitas de alto lucro financiero como el narcotráfico, el lavado de dinero, la falsificación de documentos, la venta de vehículos o teléfonos robados, entre otras.

 

Ricardo Serrano