martes 21 de mayo de 2024

EEUU, de nuevo hizo historia

Con triunfo aplastante  ante Puerto Rico, obtenido la madrugada de este jueves por score de 8-0, la representación de Estados Unidos se cubrió de gloria al conquistar por primera vez el título del Clásico Mundial de Béisbol.El Dogders Stadium atestado de fanáticos fue el escenario donde alcanzaron tal proeza, tras estar al punto de la eliminación en dicho torneo.

De hecho una blanqueada sin precedentes y jamás imaginada por la tropa de la isla del encanto y detrás de la cual estuvo como principal protagonista, al lucirse con magistral actuación el pitcher abridor Marcus Stroman., al amarrar por completo la artillería rival.

A ese extraordinario desempeño monticular de  Stroman se unieron, -Ian Kinsler con su jonrón, Christian Yelich con su impulsada, Brandon Crawford con su defensa y su madero- precisas e imprescindibles.

Más sin embargo, Stroman -el Más Valioso del torneo- debió también mantener un buen control ante las  vulgaridades de ciertos aficionados que le echaron en cara, a él y a su mamá puertorriqueña, el no haber aceptado la invitación para lanzar por la Isla del Encanto.

«Hombre, han sido unos días muy especiales que recordaré mientras viva», comentó Stroman. «Jugar para Estados Unidos me ha sacado sentimientos especiales. Llegamos como amigos y nos vamos como hermanos».

Delante de una febril fanaticada en el Dodger Stadium, Stroman se transformó a la vez en Cy Young, en Greg Maddux y Pedro Martínez para regalar una actuación histórica con un solo hit que no llegó hasta la séptima entrada, como si se tratara de un choque decisivo de Serie Mundial.

Para Estados Unidos, y especialmente Stroman, se trataba de una revancha esperada, porque esta misma alineación le había facturado el 17 de marzo cuatro anotaciones en 4.2 episodios, algo que no había olvidado y estaba dispuesto a borrar con la mejor actuación de su carrera.

Con su recta de dos costuras haciendo estragos y desterrando ilusiones, el pitcher de Toronto obligaba a los recios bateadores boricuas a conectar roletazo tras roletazo, en espera de ceder la pelota al magnifico bullpen de los ahora campeones.

Jim Leyland, quien dirigió su último juego en la pelota profesional, se mantuvo fiel a sus principios y leal a los jugadores con los cuales llegó a la etapa decisiva, manteniendo incluso a un Nolan Arenado con una mecánica de bateo hecha trizas.

El destino recompensó al veterano dirigente con un éxito que parecía improbable a principios de marzo, con demasiados ojos encima, muchísimas trabas impuestas por los mismos clubes de las Mayores y algunas apatías que el viejo zorro de dugout supo revertir para regalarle a los Estados Unidos de América el trofeo que tres veces antes se les había escapado.

«No encuentro palabras para describir lo que siento», apuntó el ganador de la Serie Mundial de 1997 con los Marlins. «No todo el mundo tiene el privilegio de dirigir la escuadra nacional. Y ganar…».

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