miércoles 24 de abril de 2024

¡EDUCACIÓN EN TERAPIA INTENSIVA! Planteles siguen en estado de ruina a solo dos meses de la vuelta a clases (FOTOS+VIDEO)

“Un pueblo ignorante es instrumento ciego de su propia destrucción”, uno de los pensamientos de El Libertador Simón Bolívar que más pertinencia tiene en estos instantes cuando, muy a pesar de la pandemia y de la situación económica que atraviesa el país, la educación debería manejarse como una política de Estado de prioridad absoluta y desafortunadamente es todo lo contrario. A docentes y alumnos, simplemente se les olvidó la escuela y, aunque la escuela no es precisamente la planta física, de cierto, la planta física es vital para las dinámicas de educación centradas en el proceso enseñanza-aprendizaje. Hoy, en el Zulia y en todo el país, el rostro de los planteles es de muerte y no se justifica que eso esté ocurriendo y se siga viendo a falta de solo dos meses del llamado a la vuelta a clases presenciales.

La docente universitaria, quien comenzó dando clases en un liceo, Marianella Boscán de Rincón sostiene que es una gravísima indolencia como política de Estado: “Se trata de que el Estado venezolano no tiene entre sus prioridades al sector educativo y eso en una sociedad es gravísimo, porque de la educación depende, no solo los profesionales que en lo sucesivo irán sustituyendo a los que ya por edad salen jubilados, sino que es un sector de la vida nacional de importancia capital, tal parece que al Gobierno no le interesa mucho que el pueblo se eduque, porque no se ha presentado un solo plan que busque activar los planteles con todos los protocolos que haya que aplicar”.

Boscán de Rincón se afinca en los esfuerzos que ha hecho el Estado en brindar flexibilidad en sectores que, a su entender, tienen menos razones para abrir antes que una escuela: “Cómo es posible que en Venezuela se dio luz verde en carnavales para abrir playas, centros nocturnos, cines, discotecas, restaurantes y no hayan considerado abrir los colegios, las universidades, eso es aberrante, eso es digno de considerarse hasta un delito que atenta con un sagrado mandato de la Constitución como es el derecho a la educación”.

Sostiene además que el tema educativo tiene aristas de profundas y añejas irregularidades que no han sido solventadas: “El recién fallecido ministro de Educación, el profesor Istúriz, como no, creó un plan de educación desde las casas, bajo la modalidad a distancia, pero oye, ese es un plan que murió al nacer. Eso no se está aplicando, al menos no con los controles y la verdadera activación del sector educativo. Se está minimizando la educación a un tema de corte y pega a través de google, de Wikipedia en una relación docente-alumno limitada a correos electrónicos o a mensajitos de WhatsApp, eso es grave, eso no es educar, eso está matando la educación”.

Destacó programas que se han fortalecido, pero que, a su juicio, no son suficientes: “Siempre he creído en las escuelas arquidiocesanas. Son centros de verdadera vocación de servicio que entienden la educación, no solo como un derecho y un deber, sino con vocación de servicio. El Instituto Radiofónico Fe y Alegría (IFRA) por ejemplo, regresó a sus clases por radio, es un modo bastante interesante de suplir las carencias de un encierro como el que vivimos por la pandemia, pero eso no es suficiente, aquí hace tiempo que debieron abrir las escuelas, ya adaptadas a la pandemia”.

Se agrava el paciente

El profesor Carlos Luis Bracho, docente jubilado, explica que mientras no exista actividad alguna en los centros educativos, éstos corren el riesgo –como de hecho ha ocurrido- de ser saqueados y destrozados.

“Debe haber actividad en los colegios. Nada cuesta iniciar un proceso de atención semipresencial en el cual, al menos dos días a la semana, ponte, martes y jueves, se atienda a los alumnos en los colegios, se supervisen sus actividades, se les dé deporte, música, recreación. ¿Por qué, por ejemplo, los Scouts están activos? Y muchos de ellos, por no decir la mayoría funcionan en planteles, entonces se puede planificar, pero no ocurre y en consecuencia ya tenemos planteles que son irrecuperables”.

A veces las imágenes hablan tanto por sí solas y dicen mucho más que las palabras, que, en ocasiones, los textos sobran.

No es solo el Estado

“¿Qué está pasando con la comunidad educativa, docentes, padres y representantes, líderes sindicales y alumnos? ¿Nos vamos a quedar, solo con el tema de que nuestros salarios son indignos y vamos a justificar nuestra indiferencia, nuestra indolencia con la educación de nuestro país, simplemente por el tema salarial? ¿Dónde está la vocación?, porque estamos de acuerdo, la crisis nos asfixia y los docentes tenemos que pasar a asumir otros roles para buscar el dinero, pero estamos de acuerdo que, si un día juramos ser docentes, es porque por encima de todo está nuestra vocación de ser formadores de ciudadanos, no solo dictadores de materia”, reflexionó Bracho.

“El maestro –prosigue- y aquí incluyo desde el maestro de educación inicial hasta el de posgrado, tiene un rol tan o más importante aún que el de un médico, por una sola razón; un médico jamás llegaría a serlo si por su vida no pasaron los maestros, en consecuencia, me atrevo a sentenciar, que ninguna otra profesión es más importante que la docencia, porque todas, absolutamente todas, dependen de maestros y profesores, pero eso no lo estamos entendiendo así”.

Bracho señaló que Venezuela ha perdido un “tiempo de oro” para aprovechar la pandemia para profundizar en la enseñanza-aprendizaje y hacer de los estudiantes vehículos propagadores del mensaje de prevención.

Mientras la educación sigue paralizada, los hampones continúan desguazando colegios y liceos ante la indiferencia de todos.

NAM/Ernesto Ríos Blanco