Cuando los gobiernos extreman medidas de cierre de comercios en espacios notablemente vulnerables que además ya han sido epicentro de contagios por COVID-19 lo hacen pensando en la protección y bienestar de la colectividad, pero la misma gente –en su necesidad claro está- no termina de comprender cuan letal es el coronavirus y que los esfuerzos se hacen para preservar la vida y es el caso del Casco Central de Maracaibo, específicamente el área comercial de Las Pulgas, Las Playitas y los Periféricos.
El pasado lunes, cuando el gobernador del Zulia, Omar Prieto anunció una cifra que sobrepasó los tres dígitos, es decir 1.087 contagios solo en el Zulia, anunció que, en el marco de la semana radical que concluye este domingo, los comercios cerrarían sus puertas y los mercados populares y grandes mercados, como las Pulgas, La Curva, Los Cactus, los Periféricos, entre otros serían tomados por la autoridad policial para velar que el cierre se cumpla, salieron los “violadores” de normas a “retar” al Gobierno y a crear la anarquía.
No es solo que hayan salido, sino es que entonces, se acomodan en plena arteria vial, bajo las vías aéreas del Metro de Maracaibo, contigua a Las Playitas y Las Pulgas, ofreciendo sus productos alimenticios, pero creando el caos y la anarquía, contraviniendo el decreto de cierre y poniendo en riesgo la salud de los demás y ante eso no hay autoridad que los quite, pues ahí continúan.
Un reportero popular pasó esta imagen a nuestra redacción tomada desde la esquina de Puente España, en toda la frontera entre el Casco Central y la avenida Sabaneta. La imagen describe lo que se ha dicho. Anarquía, invasión a una vía pública que es para el tránsito automotor, caos, cero distanciamiento físico, cero medidas de bioseguridad, total indiferencia ante un decreto gubernamental y ahí siguen.
No se trata de que la gente humilde, los trabajadores informales que tienen todo el derecho a laborar dignamente, porque no están delinquiendo, están buscando el sustento diario y son ellos los más afectados con normas de cierre, pues no tienen un soporte económico que les permita, no laborando, poder comer, pero tampoco es la manera y el lugar de hacer frente a su crisis económica creando otra crisis de salud pública.
Un llamado a la consciencia, no solo de los buhoneros, sino de los transeúntes y de la autoridad gubernamental: Este caos, en pandemia, punteando los estados del país en contagios y bajo una semana radical no se puede permitir.
NAM/Ernesto Ríos Blanco
