El precio de los alimentos de primera necesidad o de la cesta básica han sido regulados por el Gobierno Nacional, por lo menos 50 productos serán «protegidos» a través de los precios «controlados», tal como lo anunciarán en la Asamblea Nacional Constituyente, pero la creciente inflación en el país se ha decretado «imparable» y el costo cada día se hace inalcanzable.
Este lunes la tan ansiada harina PAN, hizo su aparición en algunos mercados y comercios, los que pudieron acceder a este producto no podían dar crédito al aumento en el mismo, pues de 2.900 bolívares pasó ahora a costar 9.900, todavía menos de 10 mil bolívares, el problema real es que este mismo artículo es vendido a precios exagerados cuando no se consiguen en los supermercados que son vigilados por los organismos reguladores del ejecutivo.
En la calle, además de las maromas que hacen los venezolanos, para llevar este alimento, antes tradicional en la mesa, pues no faltaba en el desayuno o en una buena cena con las ricas arepas, y hasta en el almuerzo para preparar unos ricos bollitos pelones, o en Navidad para unas hallacas, deben sortear un sin de establecimientos, bodegas, mesas o cualquier tarantín donde se expenda y a los percios que cada quien quiere colocarle.
La harina precocida en la calle supera los 30 mil bolívares y eso dependiendo de la marca, pues Juana, Doña Emilia y la Pan llegan a 35 mil bolívares. La locura de precios «incontrolados» se ha desatado y para este año muchos venezolanos no dan garantía de disfrutar de las tradicionales hallacas en su mesa.
Claro está, esto sin este aumento, seguramente hoy los mal llamados «bachaqueros» cambiarán sus «habladores» o tablita de precios para hacer un ajuste al que ya ofrecen e iniciará nuevamente la demanda y la oferta entre ellos, a ver quien vende más y al costo más alto.
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