La Fotografía al Minuto de este viernes corresponde a los trabajos del levantamiento del Distribuidor de Delicias, un megaproyecto que intentaba conectar a todo Maracaibo por los cuatro puntos cardinales, un ramal hacia el norte, otro hacia el sur, otro hacia el centro y otro hacia el oeste de la ciudad. Se trata del único distribuidor en su tipo con que cuenta Maracaibo, una ciudad que, al ser plana, no amerita un alto número de distribuidores aéreos.
La obra fue inaugurada en 1988, mientras la calamitosa gestión presidencial de Jaime Lusinchi agonizaba entre los escándalos de su secretaria privada y la rebatiña cambiaria conocida como Recadi. Es la única plataforma vial aérea de la ciudad en su tipo. Se aproximaba entonces un proceso electoral donde el copeyano Eduardo Fernández venía respirándole en el cuello al oficialista candidato Carlos Andrés Pérez, por lo cual, el adequismo tenía que mostrar algo, tenía que capturar votos zulianos, que son vitales para ganar una elección presidencial y entonces armaron este “parapeto” y lo inauguraron con bombos y platillos.
Buena idea, mal ejecutada
A pesar de que el Distribuidor de Delicias fue pésimamente edificado durante el quinquenio lusinchista, la estructura formaba parte de un sistema vial ideado 26 años antes por el Ministerio de Infraestructura para conectar el Puente General Rafael Urdaneta (1962) con la avenida 2 (El Milagro), creando una arteria vial de alto tráfico y rápido flujo vehicular.
Actualmente la autopista o Circunvalación 1 cuenta con una extensión de 11,51 km desde la cabecera del Puente hasta el Distribuidor de Delicias, pero debería tener 13,99 km ya que los 2,48 km que le faltan para llegar hasta la avenida 2 nunca pudieron ser culminados.
Si bien, jamás se concretó el objetivo final del proyecto, la arteria vial, hoy por hoy, con sus defectos técnicos y arquitectónicos sigue siendo un ramal importante que además desahoga en mucho el cuello de botella que se formaba en esa área donde fue levantado hace unas cuantas cosechas.
El brazo faltante del elevado de Delicias debía ser la continuación de la C1, pero los habitantes de Veritas, Belloso y Santa Lucía se opusieron rotundamente a la obra, ya que temían correr la misma suerte de sus vecinos de El Saladillo, quienes terminaron “viviendo en pajareras” por creer en las promesas del Gobierno y entregaron sus casas para que fueran demolidas bajo la piqueta del progreso.
NAM/Con información de Tu Reporte
