sábado 20 de abril de 2024

¡CURAN SUS HERIDAS! Génova recuerda a las víctimas del derrumbe del puente Morandi

Génova vivió una de las mayores tragedias de su historia el 14 de agosto, con el derrumbe del puente Morandi. Un mes después, la ciudad italiana trata de curar sus heridas y de mirar hacia el futuro.

Este viernes, las autoridades llamaron a los habitantes a guardar un minuto de silencio a las 11H36 (09H36 GMT) y a reunirse a las 17H30 (15H30 GMT) para rendir homenaje a las 43 personas fallecidas en el accidente y a las decenas de heridos.

«Ese día estaba en casa, dormía, porque trabajo de noche. A las 11H36 (…) oí un enorme ruido. Nunca pensé que podía ser el puente. Había tormenta, pensé que era un trueno o quizá un terremoto», recuerda Giovanni Genco.

Con su mujer, su hija de 16 años y sus suegros, forma parte de los más de 500 evacuados de la «zona roja», situada bajo los restos del puente y condenada por las operaciones de destrucción previstas.

Solo volvió a casa una vez, para recuperar algunas pertenencias. «Iré con mi familia a despedirme del apartamento y basta», dice con lágrimas en los ojos y culpando a Autostrade per l’Italia, la concesionaria del puente, de haber «destruido 20 años de su vida» porque ese apartamento lo era «todo» para ellos.

Este obrero siderúrgico de 50 años espera poder alquilar rápidamente otro piso en el barrio. «Crecí aquí, aquí están mis amigos, el club de fútbol en el que juego, todo».

– «Nos animan a llorar» –

Numerosos «evacuados» se reúnen cada día en tiendas de campaña improvisadas en la calle Fillak. Unas sillas, mesas, una nevera. Comen juntos y hablan para mantener el vínculo y, sobre todo, la moral.

«Todos vamos a ver al psicólogo porque no estamos bien. Nos hacen hablar, nos animan a llorar, es una válvula de escape», explica Liliana Morando, de 90 años.

Sus dos hijas y ella encontraron refugio en casa de unos amigos. «Esperamos que nos den una vivienda» provisional, antes de que Autostrade nos pague una nueva casa, dice.

Selene Parisi, una de las voluntarias que acude a ayudar a los vecinos afectados, cuenta que, al principio, el ambiente era de «incredulidad, de desesperanza». Ahora empieza a notarse «un poco de cólera y un gran cansancio».

Ella perdió a dos miembros de su familia en la caída del puente y no quiere quedarse en casa por culpa del ruido de la obra.

«Aquí nada volverá a ser como antes», lamenta. Esto es «como una familia» y «nos quedaremos aquí hasta que cada uno de nosotros obtenga lo que se le debe», asegura.

– Un nuevo puente –

El derrumbe del puente Morandi enlutó la ciudad de Génova y la privó además de una arteria estratégica.

La construcción de un nuevo puente, diseñado probablemente por el célebre arquitecto genovés Renzo Piano, comenzará en los próximos meses.

Entretanto, se ha reorganizado completamente la circulación y, aunque se forman atascos en las horas punta, se ha evitado el fantasma de una ciudad totalmente bloqueada.

Una parte de Génova quedó sin embargo aislada del resto, obligando a los habitantes a dar grandes rodeos.

La empresa de materiales de construcción Vergano, situada al límite de la «zona roja», perdió así a la mayoría de su clientela.

«Viene muy poca gente. No sé cómo acabará esto», lamenta Giuseppe Celestri, un empleado de 64 años.

El acuario de la ciudad, el más grande de Europa, perdió por su parte un 50% de visitantes en la segunda quincena de agosto, habitualmente el periodo de mayor actividad, explica su director, Giorgio Bertolina.

Pero la gente empieza a regresar. «En algunas carreteras, la reducción del tráfico comercial, con la prohibición de circular durante el día para los camiones en estos momentos, facilita el acceso al centro», dice.

Bertolina cree que la ciudad está de «luto» y no puede olvidar el drama, pero «debe mirar hacia el futuro».

NAM/AFP