Lo que hasta hace 10 años solía ser un mecanismo de financiamiento y alivio financiero para los venezolanos en medio de un caudal de poder adquisitivo, estabilidad y endeudamiento responsable, hoy es un método inviable al que pocos tienen acceso en la Venezuela de la crisis y la hiperinflación.
Y es que en vista de la decisión de la Superintendencia de las Instituciones del Sector Bancario (Sudeban) de incrementar los límites de las tarjetas de crédito para reanimar la capacidad de financiamiento de la banca, todavía se mantiene la dificultad y los obstáculos para que los bancos privados puedan proveer crédito sin ver sus flujos de caja más afectados y contraídos de lo que ya están.
El panorama de esta medida obedece a una adaptación del sistema bancario venezolano a la hiperinflación que vive el país, según el economista Luis Arturo Bárcenas, miembro de la firma Ecoanalítica.
“Si bien estamos en una economía donde el número de transacciones son cada vez menos, el costo de las mismas se incrementó producto de la hiperinflación. Por ende se tiene que gastar más por la misma canasta de bienes que consumen”, puntualizó.
Esto implica que ha disminuido el índice de transaccionalidad del país debido a la caída del consumo como consecuencia de la hiperinflación, puesto que la devaluación del poder de compra de la moneda redujo el volumen de pagos hasta en un 70%, lo cual bajó el consumo y, por ende, el volumen total de transacciones. Tal situación ha generado un proceso involutivo en el que el bolívar se ha vuelto prácticamente artificial es un valor real y extremadamente gigante en su valor nominal, que solo es superficial.
El experto apuntó, en una entrevista con un medio digital, que pone en duda que “un banco pueda incrementar los límites de sus tarjetahabientes hasta diez millones de bolívares” dado que el encaje legal persiste y a pesar de establecer mayores flexibilizaciones en el otorgamiento de nuevos créditos a través de TDC.
Si bien la Sudeban ordenó un incremento del límite hasta un mínimo de 1 millón de bolívares y un máximo de Bs. 50 millones, en la práctica esa medida podría no materializarse debido a que los bancos privados tienen retenidos casi el 100% de sus depósitos y dividendos en bolívares en un sistema de encaje legal como fondos de reserva para la liquidez del Banco Central de Venezuela (BCV), que reinyecta esos mismo bolívares en forma de liquidez y gasto público, lo cual incrementa la hiperinflación y reanima el círculo vicioso de la devaluación del bolívar.
Explicó que la banca no tiene la capacidad de prestar dinero porque de los depósitos que le llegan deben encajar al menos el 80%, es decir, 0.8 de cada bolívar que ingrese a la entidad.”Indistintamente que puedas prestar más, tú capacidad de préstamo no ha cambiado”.
Esta medida del BCV deja a los bancos con un déficit de liquidez y reservas propias de 80% por cada bolívar que percibe en pagos de intereses y tasa interbancarias, lo cual no les permite reactivar su cartera de créditos para financiar a sus clienes y obtener nuevos recursos en intereses reales. Es una crisis bancaria el escenario inminente que se maneja para el año 2020 en medio de un incremento de la hiperinflación por encima del 200.000%.
Ricardo Serrano
