jueves 6 de junio de 2024

¡CORAZONES DESTROZADOS! Padre de Julen agradeció a todos por el apoyo a su familia

José Roselló dice que se ha quedado sin corazón. Su vida transita ahora entre las casas de los amigos -“tengo los mejores del mundo”, recalca-, que le animan a echar una partida a la PlayStation para ayudarle a pensar en otra cosa.

O al menos lo intentan, “porque yo cierro los ojos y veo lo mismo, el pozo”, confiesa el padre del pequeño Julen, que falleció tras caer por un agujero de 28 centímetros de diámetro y más de 70 metros de profundidad en Totalán (Málaga). “Y me maldigo -continúa-, maldigo ese día. En qué mala hora fui yo allí… Ya no volveré a ir al campo. Ni me comeré más un plato de paella”, relata a Diario Sur.

Igual que salí para pedir más medios para buscar a mi hijo, ahora quiero hacerlo para dar las gracias”

Él y Vicky, su mujer, procuran volver lo más tarde posible al domicilio familiar, la vivienda que le cedió una tía de ella en la barriada malagueña de El Palo porque “no tenemos ni dónde caernos”, confiesa José Roselló (29 años), que trabaja como feriante con su tío, mientras que su mujer, que tiene la misma edad que él, es empleada del McDonald’s en el centro comercial de Rincón de la Victoria -ahora está de baja-.

“Antes, vivíamos con mi familia, pero cuando pasó lo de Óliver -su primer hijo murió en 2017- nos tuvimos que ir porque todo eran recuerdos. Y ahora igual. Entras y empiezas a ver muñecos, pelotas… Llevamos tres o cuatro días quedándonos en la de un amigo y solo vamos a la nuestra para dormir”, cuenta a Diario Sur el padre de Julen, que tenía dos años y medio.

Solo unos días después de que culminara, con el peor desenlace, la operación de rescate de su hijo Julen, que tuvo en vilo al país y a medio mundo, José ha hablado para el medio con la única intención de trasladar un mensaje de agradecimiento. “Igual que salí para pedir más medios para buscar a mi hijo, ahora quiero hacerlo para dar las gracias. No quiero más entrevistas. Sólo trasladar ese agradecimiento, y que no quede la queja”, explica el padre del niño.

NAM/La Vanguardia