Por su parte, Google dijo que está “comprometido a la salud a largo plazo de la economía y los recursos naturales del país”.
“Estamos entusiasmados de continuar las conversaciones con autoridades locales sobre un acuerdo que nos permita seguir creciendo al tiempo que apoyamos la economía”, dijo Google. Añadió que la propuesta de expansión incluye un programa potencial de acuífero para almacenar agua y aumentar los suministros en períodos secos.
El 30% de los centros de datos del mundo están en Estados Unidos, más que ningún otro país. Algunos centros de datos están tratando de volverse más eficientes en su consumo de agua, reciclando la misma agua varias veces antes de descargarla. Google incluso usa aguas albañales tratadas, en lugar de usar agua potable como lo hacen muchos centros, para enfriar su instalación en el condado de Douglas, en Georgia.
El primer centro de datos de Facebook aprovechó el frio aire del desierto en Prineville, Oregon, para enfriar sus servidores y construyó un centro de datos en Lulea, Suecia, cerca del Ártico.
Microsoft incluso colocó un pequeño centro de datos en el fondo marino frente a Escocia. Tras retirar el contenedor del centro el año pasado luego de dos años, empleados de la compañía vieron una mejora en la confiabilidad general porque los servidores no estaban sujetos a las fluctuaciones de temperaturas y la corrosión por oxígeno y humedad. El jefe del equipo, Ben Cutler, dijo que el experimento muestra que los centros de datos pueden ser mantenidos fríos sin necesidad de usar el agua potable.
Un estudio publicado en mayo por expertos en Virginia Tech y el Laboratorio Nacional Lawrence Berkeley mostraron que una quinta parte de los centros de datos dependen de agua de acuíferos bajo presión moderada y alta.
Las compañías tecnológicas usualmente consideran las exenciones fiscales y la disponibilidad de electricidad y tierras baratas cuando construyen centros de datos, dijo el coautor del estudio Landon Marston, profesor de ingeniería civil y ambiental en Virginia Tech.
Ellas necesitan considerar más seriamente los impactos y colocar las instalaciones en regiones donde pueden ser sostenidas mejor, tanto por el bien del ambiente como por sus propias finanzas, dijo Marston.
“Es además un asunto de riesgo y resistencia que tienen que enfrentar los centros de datos y sus operadores, porque la sequía que estamos registrando en el oeste va a empeorar”, dijo Marston.
Una hora en coche al este de The Dalles, Amazon está devolviendo parte del agua que usan sus enormes centros de datos. Los campus de Amazon, que se extienden entre Boardman y Umatilla, Oregon, colindan con tierras de cultivos, una fábrica de quesos y barrios residenciales. Como muchos centros de datos, usan agua principalmente en el verano. Los servidores son enfriados con aire el resto del año.
Dos terceras partes del agua que usa Amazon se evapora. El resto es tratado y enviado a canales de riego para cosechas y pastos.
El administrador municipal de Umatilla, Dave Stockdale, aprecia que las granjas estén recibiendo esa agua, toda vez que el mayor problema del pueblo al crecer las instalaciones de Amazon era que la planta de tratamiento de aguas no podía procesar la descarga de los centros de datos.
John DeVoe, director ejecutivo de WaterWatch of Oregon, que trabaja por reformas de las leyes de agua para proteger y restaurar ríos, dijo que es una táctica apaciguadora corporativa.
”¿Mitiga en realidad cualquier daño del uso de agua por los servidores a otros intereses que pudieran estar usando la misma fuente de agua, como el ambiente, peces y la fauna?”, preguntó DeVoe.
Adam Selipsky, director ejecutivo de Amazon Web Services, insiste en que Amazon siente responsabilidad por sus impactos.
“Hemos sido intencionalmente muy conscientes sobre el uso de agua en todos esos proyectos”, dijo, añadiendo que los centros llevaron actividad económica y empleos a la región.
Dawn Rasmussen, que vive en las afueras de The Dalles, teme que su pueblo esté cometiendo un error al negociar con Google, comparando la situación con la de David contra Goliat.
Ella ha visto el nivel de agua de su pozo bajar año tras año y teme que tarde o temprano no habrá suficiente agua para todos.
“Al final, si no hay agua, ¿quién gana?”, afirmó.