Lo que ocurre en Venezuela es la instauración y prolongación de un sistema de poder que ha inducido una crisis económica y social por la misma configuración de esa estructura de poder en cuanto al manejo de los recursos del Estado, puesto que al ver disminuida la renta petrolera, muchas corruptelas se instalaron en la industria petrolera nacional, en el Gobierno y en el Estado, creándose así monopolios que desviaron fondos, tomaron control de las instituciones con los recursos del propio Estado y se vincularon a la alta jerarquía del sector militar para garantizar un dominio territorial y político absoluto del poder.
Así lo deja entrever el análisis de John Magdaleno, politólogo y director de la consultora Polity, quien afirma que «Venezuela se encuentra en un autoritarismo hegemónico, en el cual las elecciones no son competitivas y los derechos y libertades están sujetos a las amenazas de los poderes públicos». «Por eso, el desafío de la oposición es estimular las condiciones para una transición a la democracia», explicó en una entrevista para el medio digital Contrapunto.
Ese análisis de Magdaleno implica que los mecanismos que provee la Constitución, la democracia y el Estado para solucionar una crisis política y económica como la actual están prácticamente anulados debido al férreo control del gobierno de Nicolás Maduro y del chavismo sobre el propio Estado venezolano.
De tal forma que el experto sugiere una estrategia de negociación diseñada desde la oposición con un conjunto de condiciones que generen el contexto propicio para que el Gobierno ceda a otorgar concesiones mutuas en un proceso de negociación real, que no resulte en fracasos como las anteriores negociaciones realizadas en Noruega y Barbados.
«Va a seguir aumentando el número de socios insatisfechos de la coalición dominante, tanto nacional como internacionalmente. Pero esto no implica una vía clara hacia un cambio», según Magdaleno.
Bajo su óptica y con ese argumento, en la medida que aumente la presión financiera y diplomática internacional sobre el gobierno de Maduro, habrá un sector radical de esa «coalición dominante», que es la cúpula de poder del chavismo (Maduro, Cabello, El Aissami, Rodríguez y Padrino López), que no estaría de acuerdo con entregar o negociar el poder en un proceso de transición y un eventual Consejo de Estado, propuesto por el líder opositor Juan Guaidó como una solución política a la crisis del país.
Según el análisis de Magdaleno y sus diversos estudios en la consultora Polity, se prevén cuatro «modalidades de democratización» para abrir el camino al desbloqueo progresivo de la crisis política, económica y social venezolana:
1. «La promovida desde dentro del régimen autoritario, y para eso se necesita que los reformistas tengan poder. Por eso les digo a los reformistas que no se vayan, porque tienen mayor posibilidad de trabajar por la democratización».
2. «La segunda modalidad es la de las transiciones negociadas, que incluye varias opciones posibles, como negociaciones entre oposición y factores de la coalición dominante».
3. «La tercera es el colapso, la desintegración del régimen no democrático».
4. «La cuarta es la intervención extranjera».
La primera se basa en que se produzca una implosión del sector disidente y moderado del Gobierno chavista que, en vista de los costos judiciales y políticos de mantener el poder con esta crisis por la fuerza, acceda a flexibilizar y corregir las políticas que tienen al país sumido en un proceso de deterioro.
La segunda implica un proceso de negociación definitiva en que el gobierno de Maduro y el equipo de Guaidó se hagan concesiones de poder y decidan formar un gobierno mixto de transición, o en su defecto, delegar nuevos funcionarios con Maduro y Guaidó fuera del poder para administrar una transición a nuevas elecciones y hacia un programa de recuperación económica del país.
La tercera consiste en que la presión financiera de Estados Unidos genere una fractura en la cúpula de poder hasta el punto en que el gobierno de Maduro ya no pueda seguir repartiendo rentas y cuotas de poder a la cúpula militar que lo sostiene.
La cuarta sería un recurso in extremis que activaría la comunidad internacional, aunque más probablemente EEUU de forma unilateral si el conflicto venezolano llega a evolucionar hacia una anarquía con protestas violentas, represión extrema del Gobierno y caos civil por el mismo efecto social intolerable de la crisis económica.
«La ruta de la intervención extranjera es la más improbable de todas para lograr una transición en Venezuela», asegura el analista y politólogo John Magdaleno.
Ricardo Serrano
