lunes 6 de mayo de 2024

¡COMPETITIVIDAD Y TELETRABAJO! La empresa venezolana a un año de la ‘Cuarentena’

La economía venezolana presenta en la actualidad múltiples desequilibrios económicos y financieros entre los que destacan una constante contracción del PIB, alta inflación, incremento del déficit fiscal, contracción de la renta petrolera, disminución del consumo público y privado, entre otros. A lo anterior, se le suman los efectos negativos de las sanciones impuestas por la Oficina de Control de Bienes Extranjeros (OFAC), y la pandemia por COVID-19.

Al igual que en otros países del mundo, la crisis derivada del COVID-19 ha afectado profundamente la dinámica económica en Venezuela.

Sin embargo, encontramos características en Venezuela que profundizan la gravedad de esta crisis. La actividad económica tiene seis años consecutivos de contracción económica: se ve afectada por la situación del mercado petrolero, con una reducción del PIB estimada en 20%. El sector bancario presenta restricciones de liquidez derivadas del encaje legal establecido por el Banco Central de Venezuela.

Adicionalmente, de acuerdo con base en la data del Banco Mundial, se estima una inflación de aproximadamente 4.000% y una variación de la tasa de cambio de 3.880% para el año 2020. La calidad de los servicios públicos, como electricidad, agua, telecomunicaciones, gas doméstico y combustible, genera pérdida del bienestar a la población y altos costos al sector privado. Además, uno de los commodities más afectados por la crisis del COVID-19 es el petróleo; por lo tanto, es lógico el déficit de caja proveniente de esta fuente.

Lo anterior ha desarrollado un entorno complejo para el desenvolvimiento de las empresas locales, que ha afectado considerablemente los niveles de sus ingresos, flujo de caja, capacidad instalada, disposición de inversiones de capital, y más recientemente y a consecuencia del COVID-19, el replanteamiento del modelo de negocio de las empresas.

Un estudio realizado por  KPMG en Venezuela, en el cual se sondean sus expectativas ante la evolución de la economía venezolana, sus sectores y principales desafíos del negocio, así como las respuestas implementadas para hacer frente a los efectos del COVID-19. arrojo algunos resultados que compartimos.

Venezuela ha estado en recesión económica por seis años consecutivos, previo a la llegada de la pandemia producida por COVID-19.

Durante este tiempo, se estima que el consumo se redujo entre 60% y 70%. Ante esta situación, las empresas venezolanas deben evaluar el efecto del COVID-19 en su modelo de negocio y establecer acciones de generación de valor en sus actividades operativas, de generación de flujo de caja, de gestión de personal y en la economía en general.

Como demuestran los resultados de la encuesta, el empresario venezolano toma como su principal eje de balance dos elementos, primero la estabilidad durante y post COVID-19 y segundo la evolución industrial por medio de la transformación digital, operativa y financiera.

Desde esta perspectiva, emergen nuevas alternativas de continuidad de operaciones y evolución operativa, considerando las necesidades
de un mercado contraído y las de la era digital impulsada por la revolución tecnológica 4.0, donde esquemas de trabajo 24/7, inteligencia artificial y teletrabajo activan oportunidades de crecimiento y evolución en pleno proceso de recesión, con una mirada a un proceso de recuperación que según sus respuestas puede iniciar en 2022.

El futuro se visualiza con una mayor competitividad, dejando de ser una economía mono dependiente y explorando nuevas fuentes de ingresos locales y en mercados emergentes, activando alianzas y explorando nuevas fuentes de generación de valor.

Adicionalmente, las empresas locales tienen el reto de prepararse para la llegada de la competencia externa al existir la posibilidad de que en el corto plazo se produzca paulatinamente el reordenamiento a una economía de mercado.

 

NAM