Regate exquisito, visión prodigiosa, fuerza, velocidad, pausa y una gran dosis de magia alumbraban el talento del volante ofensivo chileno Matías Fernández, que el miércoles colgó las botas tras una extensa carrera y quien pudo ser una mega-estrella pero nunca lo llegó a ser.
Y es que entrenadores y expertos del fútbol sudamericano coinciden en que al antiguo jugador de equipos como Colo Colo, Milan, Villarreal, Sporting de Lisboa, Fiorentina o Nexaca «le faltó algo» para poder engrosar la lista de los mejores «diez» del cono Sur.
Algunos hablan de suerte, otros de una falta de adaptación al fútbol europeo que le impidió brillar como lo hacía en las canchas del fútbol chileno, donde los jugadores de su estilo no son ni tan habituales ni tan valorados como en otras latitudes.
Fernández, que portaba el 14 de Colo Colo a la espalda, disputó 680 partidos en su carrera y en varios de ellos dejó en la retina de los espectadores jugadas que podrían envidiar Di Stéfano, Messi, Maradona o Riquelme.
Supuesta debilidad
Tenía un manejo único del balón y los espacios, muy superior al de las grandes estrellas del fútbol chileno actual, tanto las en activo -como Alexis Sánchez- como las ya retiradas, como Jorge ‘el Mago‘ Valdivia, como del pasado, como Chamaco Valdés o Jorge ‘el Mortero’ Aravena, el autor del «tiro libre imposible«.
Precisamente Aravena, un «diez potente» pero más limitado, aseguró este jueves al diario «La Tercera» que a ‘Matigol‘ quizá le faltó constancia y actitud.
“Fue un gran futbolista. Para mí, eso de ubicar en primer o segundo lugar (entre los mejores diez de fútbol chileno) me parece una idiotez, pero de que fue un buen futbolista, sí lo fue, y un extraordinario profesional del fútbol”, afirmó.
“Sí, tal vez le faltó constancia y actitud, Matías fue siempre un hombre muy pasivo, le faltó quizá un poco más de espíritu guerrero, pero las cualidades técnicas las tenía para regalar”, agregó.
En la misma publicación, Leonardo Véliz, ‘el Pollo‘, se mostraba más tajante: «No, de ninguna manera se merece estar entre los mejores volantes creativos de Chile. Le faltó mucho, aunque fue mejor de América una vez, yo creo que no entra”.
“Al Mati le faltó personalidad, carácter, liderazgo. Siempre se le vio como un jugador muy débil en ese aspecto, no prevalecía como un líder dentro de la cancha. Sí era talentoso, pero no cuenta con lo que han tenido los otros 10: un liderazgo en la cancha cuando las cosas no salen bien. No se echaba el equipo al hombro”, dijo el histórico de Colo Colo.
Un jugador inusual
Sudamérica tiene una característica especial: del lado oriental de la cordillera de Los Andes, en Argentina y Uruguay, faltan dedos de las manos para contar el número de centrocampistas creadores, ofensivos de talla mundial que han salido.
Hablamos de Messi, de Maradona, pero también de Di Stefano, el primer gran 10 de la historia pese a que llevaba el 9 a la espalda; de Enzo Francescoli, de Pablo ‘el Payasito‘ Aimar, o de Juan Román Riquelme, entre otros.
Del lado occidental, este tipo de jugador es más inusual: no tanto porque no salgan talentos como los argentinos y uruguayos, sino porque habitualmente es un perfil de jugador que no se cultiva, que apenas se reconoce.
El fútbol chileno suele preferir la fuerza frente a la habilidad, la potencia frente la técnica, el juego directo y rudo al pase exquisito y filtrado, y en este entorno, jugadores como ‘Matigol’ son tachados de «buenos técnicamente pero débiles«.
A Chile se lo conoce principalmente por sus delanteros -Iván Zamorano, Marcelo Salas, Alexis Sánchez-, y por sus centrocampistas trotones, como Arturo Vidal, antes que por jugadores de clase como Valdivia o el propio Matías Fernández.
Sin 10 de referencia
«Chile entierra a los flaquitos. En las categorías inferiores se prefiere a los niños grandes y fuertes antes que a los técnicos bajitos. Sin entender que cuando crecen, la fuerza se iguala y lo que cuenta es el manejo de la pelota«, explica a Efe un conocido agente internacional.
«Es una gestión desigual del talento. Mira los títulos de Argentina y Uruguay, las veces que participan en las fases finales y los jugadores que exportan y compáralo con Chile. Solo la Generación Dorada se acerca y en ella emergieron y destacaron las figuras de los bajitos, como ‘el Mago’ Valdivia o ‘Matigol’«.
Ambos fueron esenciales en la consecución de las dos copas América de Chile (2015 y 2016) y ninguno de los dos tiene sustituto del mismo calibre en la selección, que desde entonces ha ido de fracaso en fracaso, sin clasificar a los mundiales de Rusia 2018 y Qatar 2022, e irrelevante en el torneo americano.
Fernández, que puso este miércoles fin a su carrera y amplió ese vacío en el área de creación de Chile, anotó 124 goles y dio 111 asistencias, pero no logró una gran colección de títulos como otros.
Ganó los torneos Apertura y Clausura de 2006 con Colo Colo; una Supercopa de Italia con el Milan; Copa y Supercopa de México con el Necaxa; un torneo de Apertura con el Junior colombiano y la Copa Chile de 2019 en su retorno al Cacique.
En 2006, año que fue elegido mejor jugador de Sudamérica, perdió con los albos la Copa Sudamericana frente al Pachuca, algo que muchos creen pesó como una losa en el resto de su carrera.
Su redención llegó en la final de la Copa América 2015, la primera lograda por Chile frente a la Argentina de Messi: Fernández salió desde el banquillo en sustitución de Valdivia y anotó el primer penalti de la tanda en la que se decidió el título.
NAM – AFP
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