La Corte Suprema estadounidense eliminó el lunes una norma que prohíbe las apuestas deportivas en 46 de los 50 estados del país, abriendo el camino para un mercado estimado en decenas de miles de millones de dólares al año.
El tribunal superior falló a favor de Nueva Jersey, que ha luchado durante años para obtener el derecho a organizar apuestas deportivas en ese estado, cuyos casinos, económicamente dañados, se concentran en Atlantic City.
Los estadounidenses, inventores de las máquinas tragamonedas y los casinos gigantes, podrán descubrir un nuevo mundo del juego, mientras que los estados se beneficiarán de una importante ganancia financiera en forma de impuestos.
De acuerdo al dictamen, la ley de 1992 actualmente en vigor -que prohíbe apuestas en ligas de deportes profesionales o universitarias, excepto en cuatro estados donde ya existían (Nevada, Delaware, Montana y Oregon)- es inconstitucional.
El Congreso había adoptado esta legislación bajo la idea de que las apuestas amenazarían la integridad de los eventos deportivos.
El texto fue defendido por el senador Bill Bradley, una exestrella del baloncesto, en nombre de la protección de los jóvenes.
Que las apuestas deportivas queden bajo la égida estatal «transmitiría el mensaje de que, en el deporte, el dinero es más importante que la superación y el espíritu deportivo», había afirmado el legislador demócrata.
Las cuatro principales federaciones deportivas -la NFL (fútbol americano), la NBA (baloncesto), la MLB (béisbol) y la NHL (hockey sobre hielo)- también respaldaron estas restricciones.
¿El fin de las apuestas clandestinas?
Durante largo tiempo Chris Christie, exgobernador republicano de Nueva Jersey, protagonizó una incansable lucha contra la ley, sufriendo reveses sistemáticos en los tribunales. Hasta este lunes.
En algún momento Donald Trump, enfrentado a las dificultades financieras de sus establecimientos de apuestas en Atlantic City, también había hecho campaña en contra de esta legislación, considerando que las apuestas deportivas podrían ofrecerle un salvavidas.
La decisión de la Corte Suprema, alcanzada por mayoría de sus nueve jueces -con los dos magistrados progresistas Ruth Bader Ginsburg y Sonia Sotomayor en total desacuerdo-, se produjo en medio de un debate legal casi tan antiguo como Estados Unidos: ¿cómo delimitar lo que compete a los estados y lo que compete al poder federal, por definición preeminente?
«Un gran día para el derecho de los estados y de sus ciudadanos a decidir por sí mismos», tuiteó el lunes el exgobernador Christie.
Los contrarios a la ley habían invocado al pragmatismo, considerando que los juegos en casinos y loterías ya están establecidos en todo Estados Unidos.
«Las apuestas deportivas existen, (pero) son ilegales», dijo Theodore Olson, abogado de Nueva Jersey.
De hecho, las apuestas deportivas clandestinas representan hoy un mercado anual de 150.000 millones de dólares, según la American Gaming Association.
AFP