viernes 26 de abril de 2024

¡LE TOCA UN EXAMEN CANDELA! Presidenta de Columbia, experta en crisis mundiales, encara difícil reto de protestas estudiantiles

La presidenta de la Universidad de Columbia, Minouche Shafik, no es ajena a los complicados temas internacionales, pues ha trabajado en algunas de las instituciones financieras más prominentes del mundo.

En el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional, por ejemplo, lidió con la crisis de deuda europea y con la Primavera Árabe.

Queda por ver, sin embargo, si su experiencia con conflictos mundiales la ha preparado para navegar el espinoso problema de las protestas estudiantiles estalladas a raíz de la guerra entre Israel y el grupo palestino Hamás.

La razón de una protesta es llamar atención hacia un tema”, dijo Ted Mitchell, presidente del Consejo de Educación de Estados Unidos. “Y eso se hace alterando el orden normal de las cosas. No es un problema para resolver, es una tensión que hay que manejar”.

La tarea que tiene Shafik — balancear las demandas de estudiantes, profesores y políticos — es también reflejo de cuán compleja se ha convertido la tarea de gobernar una universidad hoy en día, cuando las instituciones educativas han cobrado más prominencia, dicen observadores. Y se hace eco de las experiencias de otros líderes universitarios que, al igual que Shafik, vienen de mundos no académicos.

Hasta ahora, al parecer, nadie está satisfecho con la respuesta que la rectora le ha dado a las protestas que estallaron la semana pasada en Columbia.

Su decisión de pedirle a la policía que interviniera, lo que resultó en el arresto de más de 100 manifestantes, solo motivó más a los inconformes, que rápidamente se reagruparon, e inspiró a estudiantes en otras casas de estudio del país.

Shafik inicialmente pareció haber capeado bien la interpelación a la que fue sometida por legisladores republicanos que han expresado inquietud por el antisemitismo en los campus universitarios. Mostró un tono más conciliador ante la comisión parlamentaria que las presidentas de Harvard y de la Universidad de Pensilvania, quienes se vieron obligadas a renunciar tras ser criticadas por enfatizar, durante su comparecencia en esa misma comisión, la necesidad de proteger la libertad de expresión.

Pero el capítulo en Columbia de la Asociación Nacional de Profesores Universitarios (AAUP) respondió con enojo a las declaraciones de Shafik en el Congreso, acusándola de capitular a las demandas de legisladores que, según dijeron, lanzaron “ataques difamatorios” contra estudiantes y profesores. La AAUP presentó un pedido de censura contra Shafik. Si bien no pide su renuncia y es básicamente algo simbólico, refleja la intensidad del descontento en la universidad hacia sus acciones.

Y ahora los legisladores nuevamente están atacándola.

La delegación de representantes republicanos de Nueva York escribió el lunes una carta pidiendo la renuncia de Shafik, acusándola de no proveer un ambiente educativo seguro “mientras la anarquía se apodera del campus”. Durante una visita a Columbia el miércoles, el titular de la Cámara de Representantes de Estados Unidos, el republicano Mike Johnson, dijo que Shafik debería renunciar “si no puede poner orden a este caos”.

En un comunicado escrito entregado al Congreso antes de su interpelación, Shafik describió su infancia en Egipto y en el sudeste asiático en momentos en que las escuelas estaban en proceso de desegregación, afirmando que esas experiencias le dieron las destrezas necesarias “para comunicarme y aprender de personas con una amplia diversidad de pasados, y para experimentar de primera mano lo que es la discriminación”.

Pero ello podría no ser suficiente; la posición de Shafik en Columbia parece también requerir cierto grado de sensibilidad política.

No es solo que debe balancear los principios de libertad de expresión y libertad académica con la necesidad de tener un ambiente seguro en los predios educativos. Al igual que otros rectores universitarios hoy en día, tiene que balancear las presiones de la facultad, la junta directiva y el personal administrativo, dijo Katherine Cho, profesora asistente de educación superior en la Universidad de Loyola en Chicago.

Con frecuencia, esos tres grupos tienen ideas distintas de qué es la universidad y de qué tan bien la presidenta está haciendo su trabajo … y la presidente podría tener una definición diferente de lo que significa tener éxito en ese cargo”, explicó Cho.

Cuando llegó a Columbia el año pasado, Shafik fue la primera mujer en ser la máxima directora de esa institución, y estuvo entre varias mujeres que recién habían sido designadas para dirigir universidades de alto prestigio.

Su experiencia en finanzas, y no en academia, se acopla también a la tendencia reciente de otros líderes universitarios que vienen de mundos no académicos.

Tras obtener su maestría en la Escuela de Economía de Londres, obtuvo un doctorado en la Universidad de Oxford. Fue ascendiendo en el Banco Mundial, hasta llegar a ser la vicepresidenta más joven que jamás tuvo ese organismo.

Trabajó también en el Departamento de Desarrollo Internacional de Reino Unido, en el Fondo Monetario Internacional y en el Banco de Inglaterra, antes de asumir las riendas de la Escuela de Economía de Londres.

Cuando Shafik fue asignada a Columbia, el presidente de la junta directiva de la institución, Jonathan Lavine, la describió como una líder que entiende profundamente “el ámbito académico y el mundo exterior”.

Lo que distinguió a Minouche como candidata”, dijo Lavine en un comunicado, “fue su confianza inquebrantable en el rol vital que las instituciones de educación superior pueden y deben desempeñar para resolver los problemas más complejos del mundo”.

En su comparecencia en el Congreso, Shafik también calificó su experiencia internacional como fundamental para ejercer su liderazgo en Columbia.

Estas experiencias me han demostrado que la educación es la herramienta singular más potente para mejorar nuestras comunidades y nuestro mundo”, expresó en su comunicado escrito. “Y, en estos momentos difíciles, creo que es importante que la comunidad de Columbia sepa el impacto poderoso que tiene nuestra misión educativa fundamental”.

NAM – AP