Las candidatas y el candidato a la Presidencia se subieron a la primera de las tres mesas de debate propuestas por el Instituto Nacional Electoral (INE) en el presente proceso electoral mexicano.
Claudia Sheinbaum, aspirante del oficialismo progresista de Morena; Xóchitl Gálvez, elegida de la coalición opositora Fuerza y Corazón por México; y Jorge Máynez, el repentino aspirante de Movimiento Ciudadano que busca representar una ‘tercera opción’ a la hegemonía de las principales fuerzas políticas.
Dentro de las inmediaciones del INE, en Ciudad de México, los tres aspirantes se encargaron de presentar su plan de acción nacional ante la mirada atenta de millones de mexicanos que sintonizaron el debate, que fue transmitido en televisión abierta y por las redes sociales del INE.
Aunque Sheinbaum es la favorecida por las encuestas, que la ponen hasta 20 puntos arriba de Gálvez, su principal rival política, el debate estaba presupuestado a ser una plataforma igualitaria que pudiera desequilibrar las predicciones de las casas encuestadoras.
El formato, elegido por el INE, fue un tanto inusual. El debate fue conducido por dos moderadores, que se limitaron a exponer 30 preguntas, seleccionadas por ellos mismos después de un proceso anterior de descarte llevado a cabo por un laboratorio de investigación universitario, que seleccionó 108 preguntas de las 24.000 que llegaron al INE por redes sociales, una dinámica formulada por el propio organismo electoral.
Los candidatos tuvieron cinco minutos, en tres bloques distintos, para responder las preguntas (que les fueron asignadas en el momento y por azar) y los cuestionamientos que sus similares políticos realizaban, que no fueron tantos como en debates pasados, ya que se privilegió el abordar los temas que le importan a la ciudadanía sobre las diferencias políticas de los aspirantes.
Será el próximo 28 de abril cuando Sheinbaum, Máynez y Gálvez vuelvan a enfrentarse públicamente para intentar que la ciudadanía mexicana se decante por ellos para gobernar el país por los próximos 6 años.
La salud arrancó el primer debate mexicano
La candidata oficialista abrió su participación mostrando solidaridad con los diplomáticos mexicanos que aterrizaron en el país este 7 de abril, después de ser llamados de vuelta tras la intervención a la Embajada mexicana en el país suramericano hace dos días.
Sobre la salud, Sheinbaum propuso fortalecer la inversión pública en lo que llamó «Sistema de Salud Pública y Bienestar», que compone las instituciones estatales de salud existentes. Empuñando la continuidad de los planes del actual Gobierno, la candidata progresista también descartó la privatización de la salud.
La exalcaldesa de Ciudad de México también apuesta por mejorar la formación de los profesionales de la salud, actualizando además la infraestructura sanitaria en todos aquellos centros públicos que lo requieran.
En la participación del tercer candidato en la contienda, Máynez descalificó el desempeño político de Sheinbaum, que fue alcaldesa de la capital mexicana, y afirmó que sus contrincantes hacen promesas vacías en torno al mejoramiento del sector sanitario. El candidato de Movimiento Ciudadano propuso universalizar el esquema de salud, aunque no especificó cómo lo haría.
Por su parte, Xóchitl Gálvez aprovechó su intervención para presentar su plataforma sanitaria, impulsando un «nuevo seguro popular», describiéndolo como un mecanismo híbrido que conjugue al sector público y al privado para hacer más eficiente la atención primaria de aquellos que lo necesiten.
Además, Gálvez abogó por la implementación de una «tarjeta de vales sanitarios», con la que los ciudadanos que lo requieran podrían ser atendidos en hospitales privados, financiados por el erario público mexicano. Sheinbaum descalificó su propuesta, afirmando que sería una «ventana para la corrupción».
El rezago educativo, pilar de la próxima elección
Sobre la educación, los tres candidatos matizaron su proyecto político para mejorar la situación educativa mexicana. Desde el oficialismo, Sheinbaum apuesta por reforzar la educación pública, afirmando que fue debilitada durante el periodo que califica como «neoliberal», proponiendo otorgar una beca a todos los estudiantes de educación básica en instituciones públicas mexicanas.
«Todavía hay 1,5 millones de jóvenes que no pueden estudiar la preparatoria… Es mejor tenerlos en las aulas, que en las calles», expresó Sheinbaum, apelando al sistema de la Nueva Escuela Mexicana, y presumiendo que, durante el gobierno de Morena, 150.000 jóvenes estarían inscritos en la universidad.
Del otro lado del espectro político, Xóchitl Gálvez acusó a Sheinbaum de ser «una mujer fría y sin corazón», poniendo en la mesa el escándalo político referente a la caída del Colegio Rebsamen, escuela preescolar que se derrumbó durante el terremoto de 2018, acabando con la vida de niños y maestros.
Entre sus ideas, la candidata derechista propuso el regreso de las estancias infantiles de tiempo completo, eliminadas durante el periodo de López Obrador, además de abogar por el incremento del fondeo a la educación pública, así como otorgar una beca universal a todos los estudiantes de educación básica.
Para Máynez, la solución a la crisis educativa mexicana está en la universalización. Su propuesta integra el sueño de que «1 millón de jóvenes» puedan asistir a la educación superior, esto a través de un sistema cooperativo entre instituciones públicas, privadas, y el Estado. El candidato también prometió gastar al menos el 1% del PIB en la educación.
Señalamientos cruzados y promesas de transparencia
En uno de los bloques más ajetreados del debate, los tres candidatos se enfrascaron en una lluvia de señalamientos y acusaciones sobre sus finanzas personales, así como los periodos gubernamentales anteriores.
Gálvez experimentó múltiples acusaciones de corrupción, principalmente desde el estrado de Sheinbaum, que la acusó de falsificar la donación de un departamento, tener un escándalo de corruptela en una de sus empresas y pertenecer a una coalición política que, tradicionalmente, se ha visto involucrada en temas de robo del erario público.
Ante las acusaciones, la candidata de la coalición Fuerza y Corazón por México se defendió atacando al oficialismo. Gálvez consideró que «hoy, la corrupción está peor que nunca», señalando a Sheinbaum por su supuesta negligencia con el mantenimiento de una línea del metro capitalino, lo que, finalmente, provocó su caída el 2021.
La derechista apostó por proponer la eliminación de las asignaciones directas en las licitaciones públicas, abogando también por mantener la autonomía de las instituciones observadoras de la contabilidad pública, agregando que el Gobierno actual tiene el objetivo de eliminar el balance de poder para quedar impune.
Sheinbaum, por su parte, propuso la digitalización de las cuentas estatales, poniendo como ejemplo el programa de «Tianguis digital» que su gobierno desarrolló en Ciudad de México. Además, prometió continuar con la «austeridad republicana», postura oficialista actual, con la cual, según la candidata de izquierda, se ahorraron 2,4 billones de pesos en el sexenio.
Jorge Máynez, que atacó a ambas candidatas por igual, defendió la apertura y transparencia de las licitaciones estatales, señalando a las empresas privadas por no seguir las reglas fiscales modernas. Además, concordó con Gálvez en el tema de la independencia de las instituciones, además de prometer la simplificación de los trámites para regularizar los emprendimientos ciudadanos.
Violencia de género
Durante el bloque donde los aspirantes a la Presidencia fueron cuestionados por sus propuestas en contra de la discriminación y cómo proteger a los grupos más vulnerables de México, los tres candidatos presentaron su plan de nación al respecto.
Los moderadores hicieron llegar a los tres presidenciables una de las situaciones que más preocupan a la ciudadanía mexicana: los feminicidios y la violencia generalizada en contra de la mujer.
Sobre la tenebrosa situación de violencia de género existente a lo largo del territorio, Claudia Sheinbaum empuñó la continuidad en el programa de seguridad que implemento dentro de Ciudad de México, prometiendo la creación de una línea de emergencia federal para abordar los casos de violencia doméstica, además de apuntar hacia las «causas de la violencia y el fin de la impunidad».
Sheinbaum llamó a perseguir a los maltratadores. “Pensamos que a la mujer que está vulnerada hay que sacarla a un refugio. Siempre me planteé por qué la mujer tiene que ir a un refugio. El que tiene que salir de casa es el agresor. Y esa ley la hicimos en la ciudad de México y la vamos a hacer a nivel nacional”.
Desde su trinchera, la opositora Xóchitl Gálvez recriminó a Sheinbaum por el mismo programa de seguridad que presume, afirmando que aumentaron las desapariciones de mujeres dentro de la capital y que el índice de violaciones dentro de la ciudad se disparó.
La candidata del oficialismo respondió a las acusaciones, clarificando que los feminicidios bajaron en 30% durante su periodo como alcaldesa.
Gálvez prometió dedicar su eventual mandato a dar visibilidad a las mujeres indígenas, las más afectadas por las diferencias sociales y expuestas a violencias de distintos tipos.
Jorge Álvarez abogó por licencias de paternidad “para cambiar los roles de género en la crianza” y la creación de “escuelas de tiempo completo” y guarderías “para que las mujeres puedan seguir estudiando o trabajando”, a modo de propuestas para eliminar las brechas salariales.
Migración
La migración también fue un tema que los moderadores hicieron llegar a la mesa de debate.
Por su parte, Jorge Máynez abogo por eliminar la militarización en la frontera sur mexicana, apelando al desarrollo de una «autoridad moral» para exigir la dignificación de la vida de los mexicanos en Estados Unidos.
Gálvez, compartiendo idea con Máynez, apoyó la desmilitarización tanto de la frontera sur, como de todo el país, afirmando que la migración «no es un problema», sino que es una «oportunidad económica» para el país, que, de encomendarle la misión de presidirlo, debería ser aprovechada por el Estado.
Sheinbaum se limitó a reproducir el discurso promulgado por el presente Gobierno. Dejar de lado la criminalización de la migración, pero apuntar a Estados Unidos como el responsable de fomentar el desarrollo humano dentro de los Estados expulsores de migrantes, abordando el tema de la migración desde las causas. La candidata de izquierda no abordó la militarización.
La conversación también tocó el tema de los programas sociales, con Máynez proponiendo la construcción de un «sistema nacional de cuidados» para fortalecer el debilitado Estado de bienestar mexicano. Sheinbaum apeló al fortalecimiento de los programas sociales impuestos por el Gobierno actual, además de un aumento de salario real y la recuperación de las pensiones.
La plataforma política de Morena ha señalado constantemente a Xóchitl Gálvez por estar a favor de la eliminación de programas sociales que han nacido en el periodo de López Obrador. En su defensa, Gálvez refuta cualquier acusación similar, aseverando que existen estructuras asistencialistas útiles que no van a ser eliminadas, al contrario, propone el refuerzo de estas.
Peleas por departamentos, enfrentamientos directos, propuestas sin ruta y promesas sin fondo tangible. Los tres aspirantes a la silla presidencial mexicana utilizaron el debate para confirmar, una y otra vez, que representan proyectos distintos, que el oficialismo no es como el pasado, que la oposición no es el oficialismo y que la ‘tercera vía’ es una alternativa radical a ambos.
Sheinbaum, Gálvez y Máynez despejaron cualquier duda de la diferencia total que todos proclaman en sus proyectos políticos, sin embargo, no hubo claridad en el momento de explicar lo que representan exactamente sus figuras.
Los aspirantes se concentraron en remarcar que no son sus contrincantes y en enfrascarse dentro de intercambios singulares, pero dejaron descuidada la presentación concreta de propuestas que pudieran convencer a los y las mexicanas de que su opción es la mejor.
NAM/ France 24
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