jueves 25 de abril de 2024

¡ATERRADORA EXPERIENCIA! «Me despedí de mis papás» Cuenta jovencita migrante zuliana tras falsa llamada amenazante de tiroteo a su colegio en EE.UU. (Video)

Tan delincuente es quien efectúa un tiroteo en una escuela o quien lanza un explosivo a un comercio, como quienes, haciendo apología de los ataques, simulan o generan zozobra a través de actos falsos, como lanzar un facsímil de granada para generar alarma o una llamada apócrifa a un colegio amenazando con que será tiroteado. Pues eso está ocurriendo y aquí contamos una aterradora historia que una niña menor de 15 años no debería ni de sufrir. Preste atención.

La sociedad ahora vive en la incertidumbre de saber cuándo una llamada de esa es cierta y cuando es una ‘broma pesada’ y ¿de qué forma ponerle un coto a eso? Debe hacerse un trabajo más profundo a nivel de las políticas de Estado y de los propios colegios.

La niña, junto con el resto de sus compañeros y sus maestros fueron presos del pánico cuando al colegio, situado en Boulder, Colorado, llegó una llamada apócrifa donde se amenazó con que alguien iría al colegio a tirotearlo y a matarlos a todos.

“Me despedí de mis papás, porque, creí que moriría en mi colegio” fueron palabras relatadas por esta chica que aún vive el terror cuando cuenta lo que vivió en esos momentos aciagos en los cuales fueron amenazados.

María Alejandra, es zuliana, emigró a Estados Unidos y allá, en Boulder, Colorado cursa estudios en una preparatoria. Ella, como todos los niños latinos no está acostumbrada a esta zozobra en el que se supone es el lugar más seguro que puede tener un muchacho, su escuela.

“Nosotros los migrantes no estamos acostumbrados a esto. Fue una situación muy difícil. Simplemente llamaron y nos amenazaron y aseguraron que no era un simulacro. Gracias a Dios, ese salón tiene un almacenamiento, donde hay cámaras de seguridad y ahí nos escondimos con las luces apagadas hasta que nos permitieron dar parte a nuestros familiares”.

A la niña, se le entrecorta la voz cuando cuenta la espeluznante experiencia: “Yo me despedí de mis papás, les dije que los amaba mucho y que, si no salía de eso, les di las gracias por hacerme feliz y yo estaba preparándome para lo que fuese a ocurrir”.

“Sentí muchas ganas de llorar –agregó- estaba en un espacio muy pequeño y sentía que me estaba quedando sin aire. Había un niño especial y desde que comenzaron a ocurrir los tiroteos, siempre les dije a mis papás que yo espero seguir siendo la joven feliz que soy y tener mucha suerte y mucha vida…”

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

No se entiende, como un país con todos los recursos financieros y todo un aparataje de seguridad del cual se jactan, como Estados Unidos, sigan permitiendo que estas cosas ocurran sin que exista una política que al menos minimice estos hechos. Por el contrario, avanza el tiempo y con él se incrementan los tiroteos en escuelas, comercios, en el metro, en la calle, en sitios nocturnos, en supermercados y en todas partes, todo lo cual, parte también de una permisiva política de adquisición de armas.

Esa es una sociedad que psicológicamente debe revisarse. Si bien Estados Unidos es una potencia tecnológica y económica, no así los eventos terribles que ocurren dentro de su sociedad que involucra además xenofobia, odio, racismo y discriminación, dista mucho de lo que han logrado con tantos avances en materia social y humana. Los latinoamericanos, que salen corriendo hacia el ‘sueño americano’ creyendo que todo allá es color de rosa, deben pensar muy bien en todas estas cosas. En Estados Unidos, el maltrato y la discriminación hacia los migrantes es impresionante. El acoso escolar, los ataques de odio a niños por ser latinos, morenos, árabes, judíos, indios, etcétera es una manifestación de un evidente subdesarrollo mental agigantado en esa sociedad.

Estados Unidos es un país donde los niños van a la escuela y no saben si regresarán vivos a casa, porque, simplemente, los colegios son blancos de los gatilleros alegres que bajo cualquier pretexto acuden y masacran, incluso, se han visto casos de niños que ellos mismos llevan armas de fuego a los colegios y ahí arremeten contra sus compañeros.

Es una responsabilidad compartida del Estado norteamericano y de los propios padres: ¿De dónde saca un niño de 10 o 13 años un arma de fuego? desde luego del lugar donde las tienen sus papás, totalmente al alcance de los muchachos. Si estas cosas no se corrigen, las masacres en colegios de ese país serán incalculables, pues ya es un hecho que pareciera ser incontrolable.

NAM/Redes

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