El presidente de la República, Nicolás Maduro, este viernes 17 de agosto en cadena nacional en el marco del programa de Recuperación Económica de Crecimiento y Prosperidad, desde el Palacio de Miraflores, anunció un nuevo aumento salarial mínimo, que se sitúa en 1.800 bolívares soberanos, lo equivalente a 180 millones de bolívares fuertes.
El incremento de este nuevo esquema salarial, representa un 5.900 % sobre el sueldo base pasado.
Ante estos nuevos anuncios que comunicó el Jefe de Estado, varios economistas reconocidos se manifestaron y dieron sus reacciones mediante sus redes sociales de Twitter. A continuación, algunas reacciones de los economistas:
El economista Luis Oliveros afirmó que un salario mínimo de Bs. 180.000.000 en la coyuntura actual, implica el cierre de miles de empresas y el desempleo de muchísimas personas. Además, manifestó, que aunque el Gobierno les pague el diferencial de la nómina por tres meses (algo que por cierto, va en contra de un déficit fiscal 0).
El director de Econométrica y economista Henkel García, resaltó que el nuevo salario mínimo es «una locura», ya que se tendrá «la inflación diaria más alta de nuestra historia, no sé si de toda la historia económica del mundo».
Francisco Rodríguez, economista jefe de Torino Capital LLC, manifestó que el gobierno de Nicolás Maduro no ha ofrecido un plan de estabilización macroeconómica y que lo que ha hecho es presentar un conjunto de medidas, las cuales algunas «carecen de sentido económico, que guardan muy poca coherencia entre sí».
Alejandro Grisanti, director de la consultora Ecoanalítica, sostuvo que estos anuncios son un cambio radical a la política económica de los últimos 20 años. El incremento salarial, si bien fue brusco, era necesario y nuestros trabajadores no podían ganar lo equivalente a menos de un kilo de arroz al mes, afirmó Grisanti
El presidente de Dataanálisis, Luis Vicente León, aseveró que es difícil analizar el programa presentado por Maduro porque se mezclan los anuncios realmente importantes y de fondo («y hay algunos ortodoxos importantes») con un «maquillaje (populista) tan pastoso y contradictorio que confunde» y complica la interpretación de impactos.
León indicó que el Gobierno ha reconocido la necesidad de anclar la economía a una variable externa a su control como el precio internacional del petróleo (una decisión acertada), pero lo hace camuflado en un vehículos bastante maltrecho en términos de confianza y viabilidad como es el Petro.
NAM – 2001
