jueves 18 de abril de 2024

A?ANTEPASADO CONFLICTIVO! El Homo naledi, el misterioso eslabA?n de la evoluciA?n humana

El descubrimiento hace cinco aA�os del Homo naledi, una nueva especie de homA�nido que conviviA? en la sabana surafricana con los humanos mA?s cercanos al hombre moderno, podrA�a cambiar para siempre lo que sabemos sobre la evoluciA?n.

Un equipo de investigadores rusos ha presentado esta semana en MoscA? la reconstrucciA?n cientA�fica de la cabeza del misterioso ser, descubierto en SudA?frica por el paleoantropA?logo estadounidense Lee Berger, que regalA? una copia del crA?neo del naledi a sus colegas de Rusia.

El resultado del trabajo cientA�fico se dio a conocer en un acto organizado en la Universidad Nacional de Ciencia y TecnologA�a MISiS.

El naledi es mitad simio, mitad hombre. En lugar de responder a preguntas sobre el origen de nuestra especie, es un eslabA?n que no encaja muy bien en la cadena evolutiva, explica a Efe el antropA?logo ruso Stanislav Drobishevski.

«Combina aspectos muy primitivos, como el cerebro, mA?s propios de los primates, con otros muy desarrollados (como los dientes y las piernas), que se asemejan a los del hombre contemporA?neo», apunta el cientA�fico.

«Son muy peculiares. Miden 1,5 metros y tienen un cerebro que pesa entre 400 y 600 gramos, justo en el lA�mite que separa al Australopithecus (primate bA�pedo) del Homo habilis, el primer homA�nido al que se considera humano.

De hecho, los primeros anA?lisis de los restos de 15 individuos hallados en una profunda cA?mara de la cueva surafricana Rising Star hicieron pensar a sus descubridores que estaban ante una de las primeras especies humanas, que habrA�a vivido hace tres millones de aA�os.

La sorpresa fue mayA?scula cuando las pruebas de dataciA?n revelaron que el naledi viviA? hace tan sA?lo 300.000 aA�os, cuando el Homo rhodesiensis -una de las especies humanas mA?s prA?ximas al hombre contemporA?neo- ya campaba a sus anchas por la sabana surafricana.

«La convivencia de estas dos especies en un mismo ecosistema indica que la evoluciA?n humana pudo haber seguido caminos distintos», afirma Drobishevski.

Otras especies humanas convivieron en una misma A�poca histA?rica, pero o eran tan distintos como el hombre y el chimpancA� (como es el caso del Australopithecus y el habilis), o bien habitaban en distintos continentes o separados por fronteras geogrA?ficas infranqueables.

La forma en que se relacionaban los naledi y los rhodesiensis, a los que algunos antropA?logos colocan dentro de la especie Homo sapiens, son un misterio.

«Pudieron cooperar e incluso pudieron cruzarse. De hecho, el genoma de algunos pueblos africanos como los pigmeos y bosquimanos tiene genes que hasta ahora no se han podido explicar», seA�alA? el antropA?logo ruso.

Al igual que los sapiens europeos tienen algo de neandertales en su ADN, el eslabA?n perdido en los genes de algunos pueblos africanos podrA�a ser herencia de los naledi, aunque para resolver el misterio habrA? que descifrar el genoma de la nueva especie.

Por otro lado, el cerebro de los naledi, de un tamaA�o similar al de los hombres mA?s primitivos, y su caja torA?cica de primate, que le impedirA�a hablar, apuntan a que su intelecto estaba muy poco desarrollado.

El A?nico indicio de cultura se desprende del lugar en el que se han encontrado los restos: una cA?mara a mA?s de 16 metros de profundidad, a la que sA?lo se puede acceder por un orificio muy estrecho, de apenas 20 centA�metros de ancho, lo que en principio descarta que la usaran para vivir.

Lo mA?s probable, explicA? Drobishevski, es que los naledi, que eran bastante menudos, usaban este tipo de agujeros para la sepultura de sus muertos, aunque no como un ritual, sino por motivos de higiene.

Las mandA�bulas y los dientes de estos homA�nidos son incluso mA?s pequeA�os que los del hombre moderno, lo cual rompe uno de los postulados de la teorA�a de la evoluciA?n.

«Hasta ahora se ha creA�do que en la evoluciA?n del hombre el tamaA�o de los dientes siempre se reduce», dijo Drobishevski.

Por contra, la curvatura de los dedos de la mano, mayor que la de los simios actuales, apunta a que pudieron involucionar en algA?n momento para adaptarse al medio en el que vivA�an.

«La tendencia evolutiva es el enderezamiento de los dedos. Aunque la forma de la mano casi coincide con la del hombre moderno y es capaz de construir herramientas, la curvatura de los dedos rompe todos los moldes» de lo que se creA�a hasta ahora, agregA?.

Con estos datos, los cientA�ficos piensan que el naledi podA�a andar y construir herramientas como un hombre, y al mismo tiempo trepar a los A?rboles como un mono.

«Algunas herramientas halladas en el pasado y que se relacionaron con el sapiens, en realidad podrA�an pertenecer al naledi. Aunque no se ha encontrado ningA?n resto de la cultura de estos seres, la forma de su mano indica que eran capaces de hacer instrumentos, pese a tener un cerebro muy pequeA�o», concluye Drobishevski.